En
los aires del Df, por donde caminé un rato, a cierta hora del día, un avión
violentó sus aires. Uno de ellos llevaba a Dulce. Estar en Df, compartir un
rato con amistades de la adolescencia y universidad, reencontrarme con Volpi y
Palou; me ayudaron a no sentir el golpe.
Regresar
a Puebla, mi realidad; fue motivo de tristeza.
Caminar
por Puebla, sabiendo que Dulce está fuera de ella, por un tiempo me baja las
energías. La rutina se vuelve insoportable, tediosa. No hay motivo para
levantarme de la cama.
Están
los amigos, algunos grandes amigos: Ayudan a sopesar la espera con una buena
plática y una cerveza literaria.
Los
momentos políticos que está viviendo México, me distraen un rato; pero siempre
acaba regresando a ella y su recuerdo.
Escribirle
un rato, es como conversar; sólo que sin su abrazo ni su mirada que todo lo
apacigua.
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