Mañana
regreso nuevamente al trabajo, a la rutina, a las tardes que no traen un café
con Dulce.
Hoy
fue un día de absoluto descanso.
Un
día de abandono.
Apenas
si pudimos platicar Dulce y yo. La tecnología suele fallar y cuando lo hace,
suele ser muy molesto. En este caso, fue muy triste.
Hay
días que se pasan rápido por las ocupaciones o por los motivos que hacen al día
valioso, entretenido o digno de ser recordado. Hoy particularmente se fue
lento.
Dulce
trabaja mucho, pero al final se ve que lo disfruta, conoce gente nueva y
reafirma amistades. Me da gusto por ella. Se merece eso y mucho más.
Espero
que las semanas pasen pronto y no sienta tanto la distancia.
A veces me da mucho frío, me falta el calor de
su abrazo.
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