Primer
día de la segunda semana de Junio, inicia de forma tranquilo. Día que he dedicado
ala escritura y la lectura. Comencé a darle forma a la reseña que aparecerá en
el próximo número de UniDiversidad,
escribí la reseña de esta semana que aparece en mi columna El Guardián del Diván, publicada por Sexenio-Puebla. De igual forma, emprendí la revisión de la nueva
novela de Felipe Soto Viterbo: Conspiración
de las cosas. Su anterior novela Verloso
me dejó un buen saber de boca. Las primeras páginas de esta novela me van
agradando. Es una voz fresca y muy entretenida. Al parecer, mañana tendré una
entrevista telefónica con el autor.
A
lo largo del día he podido conversar con Dulce, han sido conversaciones llenas
de extrañamiento, de distancia, de miedo; pero también de amor. Todo como
producto de la distancia. Mala consejera, terrible compañera. Aunque algo
accidentada la conversación, me agradó leerla. Escribirle por chat o a través de
estas palabras es una pequeña forma de acariciarla. Disfruto de acariciar su
piel suave. Extraño hacerlo, así como su mirada; un remanso de calma.
Ha
llovido muy fuerte en Puebla, al menos en parte del sur de la ciudad.
En
la noche salí con Héctor –novio de la hermana de Dulce-, una persona agradable
en el trato. Alguien disfrutable para compartir la afición por la Lucha Libre
del CMLL, en la cual me acuso de ser el culpable de haberlo reiniciado. Antes
de ingresar a la Arena Puebla, compartimos una cemita tradicional de la Lucha
Libre. La cartelera era atractiva, al menos en las últimas dos peleas. Hoy
hemos ido a ver pelear a Blue Panther, Atlantis y La Máscara vs Averno,
Mephisto y Ephesto; la estela corrió a cargo de Marco Corleone, Máximo y Rush
vs Último Guerrero, Dragón Rojo y Rey Escorpión. Ha sido una lucha atractiva,
divertida. Desgraciadamente le han quitado la magia a Arena Puebla, la han
homologado con las Arenas de México al ponerle un pasillo central, han quitado
la interactividad que había entre afición y luchadores.
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