jueves, febrero 17, 2011

"Un poema, uno"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 16/02/11)

En ciertos momentos de la vida, las palabras parecen acabarse y la cabeza no da para mucho.

Estos días tan aciagos son unos de esos.


Los entornos han cambiado, signo de evolución o involución, sólo el tiempo lo dirá.


Como bien dijo Mercedes Sosa en algunas de sus canciones: “Cambia, todo cambia. Que yo cambie no es extraño”.


Alguna vez, Juan Gerardo Sampedro me dijo que un columnista no debe abandonar a sus lectores, al no ser que las circunstancias sean graves y no lo permitan. No es el caso.


Pero ante la falta de ideas y tiempo para concluir lecturas; comparto con ustedes un poema esplendoroso de Juan Eduardo Cirlot, pertenece a su poemario “44 sonetos de amor”, publicado en 1971 y recientemente reunido en la última antología poética “Del no mundo” del mismo autor, bajo el sello de Siruela:


Ya sólo puedo ser lo que tú quieras:

piedra, fragmento inútil, desconsuelo,

obstinación azul de lo lejano,

aletazo del ave que se aleja.


Ya sólo puedo ser lo que tú me dejes

ser ante tus estatuas invisibles:

roca llena de signos, sufrimiento,

fíbula de cristal, reflejo, brasa.


Cuando murió la luz de las esvásticas

el hierro de mi día se quebró

y mis guantes de fuego se murieron.


Si sigo ante la puerta de tu ser,

princesa, rosa, diosa, lo que fueres

es que espero de ti que me condenes.

***

Espero que les guste esta pequeña ofrenda, como símbolo de amistad. Nos leemos la próxima semana.

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