sábado, octubre 23, 2010

Escribir de Vargas Llosa, para no hablar de él (El Columnista/Suplemento "Mario Vargas Llosa, escritor de tiempo completo...-22/10/10)

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Días atrás la mayoría de los escritores y lectores latinoamericanos festejaron con gran júbilo el anuncio hecho por la academia sueca: el escritor peruano Vargas Llosa, recibirá el Nobel de Literatura 2010. Mis alumnos de preparatoria, me preguntaron qué opinaba al respecto. Mi respuesta fue la siguiente: celebro que sea un latinoamericano, pero hubiera preferido, en dado caso, a Sergio Pitol, alguien que ha demostrado mayor unificación narrativa y que sin ser tan mediático sigue siendo vigente. Y sin duda, también ha tenido opiniones políticas, muchas de ellas aparecen plasmadas en cada una de sus obras. Es un escritor que ha preferido hablar a través de sus obras. Aunque si hablamos de los escritores con los que competía Vargas Llosa; Kundera me hubiera agradado más, un autor con obras, cuyo aparato narrativo es monumental y al igual que Vargas Llosa, ha sabido actualizar su narrativa, desde mi perspectiva muy humilde.

Ya muchos escritores han hablado demasiado sobre este acontecimiento. Algunos han afirmado que este premio significa dos cosas: el regreso asertivo para elegir a un escritor que realmente se lo merece y la posibilidad de que Carlos Fuentes reciba por fin dicho reconocimiento. Probablemente tengan razón.

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Sin embargo, habría que preguntarse realmente ¿cuál es la finalidad del Nobel? Por todos es sabido -pues así está estipulado por la misma Academia-, que una obra en particular es el detonante para elegir a los candidatos. Empero, siempre hay eternos candidatos a merecer dicho Premio, por eso no debe extrañar que siempre exista polémica alrededor de cada entrega. Otro elemento que debemos agregar en este debate anual, son las extrañas razones para elegir al galardonado que parecieran ser las siguientes: reconocer a escritores formidables que no son tan leídos fuera de su tierra natal o premiar posturas políticas que no estén necesariamente plasmadas en su obra. Cualquiera que fuera la razón, me parecen aceptables, pero al no existir una clara línea el galardón deja de tener prestigio.

Al ser un Premio destinado para escritores, debería premiarse no una obra, si no la Obra en sí, como lo hace el Premio Cervantes, quizá en fechas recientes el más prestigioso para muchos escritores. Si el criterio fuera siempre éste, las discusiones se acabarían y el reconocimiento sería contundente, pues al premiarse la Obra se está reconociendo un aporte concreto y se está demostrando que ya ha trascendido el tiempo y las generaciones.

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Vargas Llosa, sin duda, es un autor de obra extensa y siempre ha optado por la reinvención -a diferencia de sus compañeros de generación: Fuentes y García Márquez-, éste pareciera no haberse quedado estacionado en un su estilo. Ha experimentado con la literatura y escrito sobre diversos temas. ¡Vaya, hay variedad!, algo que debe agradecerse como lector. Pero desde mi perspectiva sólo cuatro serían sus Obras más importantes: Conversación en Catedral, La Guerra del fin del mundo, La fiesta del Chivo y Los cachorros. De ahí, en fuera las demás pueden ser obras experimentales con excelente cuerpo narrativo, pero no tan imprescindibles, pecado que comparte con Fuentes y García Márquez.

Otro pero que le encuentro a este reconocimiento, será el posible resurgimiento amoroso de manera vil y descarada por la generación del Boom, la cual creo ya debemos darle una bonita y honrosa sepultura. Hay más vida literaria después del Boom y algo me dice que este Premio va a retrasar el funeral de este movimiento. Aclaro, no estoy diciendo que dicha generación sea mala, marcaron una pauta narrativa y lograron que el mundo pusiera sus ojos en Latinoamérica y es algo que muchos escritores y lectores agradeceremos siempre. Empero, muchas Academias de estudio universitarias, por ende, muchos jóvenes lectores, siguen atorados en estos escritores y no han ido más allá. A la sombra de estos escritores existen otros, de igual importancia y calidad narrativa: Rodrigo Fresán, Fernando Iwasaki, Santiago Gamboa, Santiago Roncagliolo, Roberto Bolaño, Guadalupe Nettel, Mario Bellatin, Cristina Rivera Garza, Álvaro Enrigue, Carmen Boullosa, Rosa Beltrán y los mismos escritores del Crack: Jorge Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Ángel Palou; entre otros más. Ya los escritores del Crack habían dicho que era necesario darle vuelta a esa página, otros escritores unieron su voz con ellos para hacer la misma petición. Y es necesario hacerlo para darle vida y evolución a nuestra literatura, ya no se puede escribir, ni leer como antes. Lo que inquietaba a generaciones pasadas, puede que sean las mismas que inquieten a las actuales, pero las experiencias y las ideologías son otras; por ende, distinta será la forma de plasmarlas.

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Hay que festejar el Premio a Vargas Llosa, sin perder la cordura y la crítica. Y Premios tan mediáticos como este, no sólo obedecen a razones estéticas, detrás seguro existe un porqué muy político y mediático. La interrogante en esta ocasión será saber cuál fue la predominante y por qué. No olvidemos que Vargas Llosa a pesar de tener una coherencia política propia, para muchos es ambigua, pues algunos miembros de corriente conservadora lo ven como tan suyo y los de corriente liberal no han podido sentirlo completamente de su lado, como bien analiza Javier Cercas en su texto “La izquierda y Vargas Llosa”, publicado el pasado domingo en El País. Y a diferencia de él, creo que no puede considerarse de izquierda alguien que también simpatiza con la derecha, en dado caso, Vargas Llosa sería centralista; sin embargo nada en los extremos. Algo política e ideológicamente inadecuado.

Aprovechemos esta oportunidad para releerlo o leerlo por primera vez y so pretexto de esto, sería importante preguntarle al tiempo si aquellas novelas de Vargas Llosa que han sido dictadas como las más importantes, han sobrevivido y siguen siendo parte de un contexto o sólo tenían una auténtica razón de ser en la época en que fueron publicadas por vez primera.

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