miércoles, julio 07, 2010

Evelyn Evelyn-Pedro Ángel Palou (revistas Poder y negocios 06/07/10)

Es la primera vez que este Knock Out se dedica, en exclusiva, a la recomendación de un disco. Me encuentro deslumbrado con el proyecto musical y narrativo de Evelyn Evelyn, el primer disco de dos hermanas siamesas, Eve and Lyn, quienes obviamente tienen dos cabezas pero comparten el cuerpo, sus tres piernas, un solo hígado, dos corazones, tres pulmones. Las hermanas siamesas, quienes tocan el ukelele, han conseguido que una de las mentes más interesantes en el mundo musical y del cabaret (Amanda Palmer, la productora de The Dresden Dolls) las apreciara por su talento musical y haya decidido hacer ese CD que es muchas cosas a la vez: una recopilación de canciones, una ópera-cabaret, una pequeña novela gráfica incluida y un producto de gran calidad musical profundamente conmovedor.
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Las hermanas Lyn and Eve nacieron en 1985 en una granja de Kansas, Colorado (una canción narrativa del disco, Los trágicos eventos de septiembre, cuenta su nacimiento y la muerte de su madre en el parto, así como la locura instantánea del padre que se suicida) y fueron ‘vendidas’ al circo Dillard & Fullerton’s Illusive Traveling Show con el que viajaron por Estados Unidos adquiriendo su propia voz como cantantes, inspiradas en Gun’s & Roses, Joy Division, The Andrew Sisters.
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Hay algo noir en todo el disco, pero también una atmósfera cómica que hace leve la historia e interesante por completo el proyecto mismo y su feliz alternancia de la experiencia personal del freak-show al abuso sexual a la descripción de la psicología de dos hermanas siamesas: “Crecimos más juntas que nadie, hemos usado la misma ropa, somos no Eve y Lyn, sino Evelyn”. De hecho, una de las canciones es un diálogo entre ambas en las que cada una llama a la otra por el nombre completo: Evelyn. Porque ésa es la otra cuestión central del disco, la pregunta –profunda y leve, cuando tiene que serlo– sobre la identidad. ¿Son dos o una? ¿Es el cuerpo la identidad? ¿O el cuerpo y el cerebro? Lo curioso del caso es que viven las mismas experiencias –están condenadas a no poder separarse– y, sin embargo, sus conciencias son las de dos personas distintas. La voz, tan completamente diferente entre una y otra hace más fuerte aún la metáfora. Porque no se nos olvide que en un CD tenemos de ellas sólo eso, una voz. O, mejor: dos voces.
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La tragedia de las niñas sigue. El sheriff se las lleva, huérfanas, a un orfanato pero choca contra un camión de gallinas cuyo conductor, muerto el alguacil, se las lleva a su granja, donde viven parte de su infancia, hasta que, como ya lo dije, las vende para convertirlas en fraks. Se las llevan, curiosamente, en una serie de cajuelas hasta una productora de videos para gustos extraños. Una mujer, allí, las ‘bautiza’ como Eve and Lyn mientras les toman fotos desnudas, con disfraces. Y las presentan con sus ‘tíos’, uno tras otro. Esos hombres viajan hasta allí, impulsados por las fotos o los videos para poseerlas. Una mujer, Sandie, se las lleva por tres años, hasta que desaparece y las hacen regresar. Allí son abusadas hasta que cumplen 11 años, y un hombre que habla español se las lleva al circo donde iniciarán su carrera pública con otros especímenes –humanos y animales– de lo grotesco y lo extraño. Varios de los payasos, por cierto, han sido sus tíos en los horribles días pasados. En el circo encuentran sus mascotas: unos elefantes siameses que tampoco pueden separarse (allí las llama Bimba y Kimba, otra identidad).
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A los 16 años de las gemelas sus hermosas mascotas, Elephant & Elephant mueren, las dejan solas, emocionalmente devastadas, sin querer tocar el ukelele y cayéndose una y otra vez en su acto, para ellas imposible, de subir a una enorme pelota roja. En una de esas giras hay dos grupos de protestantes que representan, por un lado a una secta de cristianos fundamentalistas Split, que busca separar a los gemelos siameses donde los encuentren porque tendrán un papel preponderante en la nueva venida de Cristo. Otro de los grupos busca que, en cambio, no se les separe. En Sacramento, California, las niñas son casi raptadas por uno de los bandos. Entonces ellas escapan en la noche y piden aventón.
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Hasta aquí parece que la biografía doble de Eve and Lyn es producto de la imaginación de un narrador macabro. Y sin embargo, todo lo que he dicho hasta aquí es real, absolutamente real y doloroso. Me he comunicado con las gemelas y han aceptado una larga entrevista-reportaje sobre sus casos (¿o su caso?).
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En otro de los fragmentos narrativos Evelyn le cuenta a Evelyn que ha tenido una gran pesadilla. En ella Evelyn –¿cuál?–, ha soñado que está en una calle desierta y Evelyn –¿cuál?– ya no está. Es sólo un sueño. Nunca estarán separadas. Consiguen trabajo en un motel y allí componen sus canciones y perfeccionan el ukelele. En internet descubren una red social y a escondidas, en las noches, en la recepción del motel crean su perfil musical. Suben sus canciones con la esperanza de tener muchos amigos. Es internet su puerta a la libertad, después de tantos años de aquí para allá, esclavizadas no tanto por su condición física sino por la interpretación que las buenas gentes dan de su condición. Es la otra gran lección ética del disco: somos nosotros los fenómenos, somos nosotros los que convertimos en curiosidad una diferencia. Nosotros somos los monstruos al crearlos de la nada de nuestro inconsciente, de nuestras peores pesadillas. Evelyn Evelyn son –una y dos– personas, conciencias, a quienes una condición física las ha juntado por siempre. Hasta allí lo biológico. Todo lo demás que les ha ocurrido es en realidad parte de nuestra barbarie disfrazada de civilización. Somos nosotros la abominación.
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Si MySpace es lo que les permite darse a conocer y, finalmente, lograr que Amanda Palmer las conozca y produzca este hermosísimo disco (junto con Jason Webley, un gran músico de Seattle), es porque han “buscado la vida en un café internet”. La metáfora es impresionante: la penúltima canción dice: “Sólo quiero Myespacio”.
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La canción final, por ello la más trágica, es un cover: Only love will tear us apart. En su letra está el sino: sólo el amor (¿o podrán las dos amar a un mismo?) las rasgará aparte como una indivisible hoja de papel que es hecha trizas.
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Uno no puede sino llorar al final de este memorable CD, uno de los más profundos y hermosos que he escuchado en mi vida.

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