sábado, marzo 13, 2010

De Alí a Alí (o de poesía viva)-Letras al vuelo de Aldo Baéz (Diario Cambio 13/03/10)

El estado que guarda la poesía en México es, sin lugar a dudas, asunto que preocupa y ocupa a todos los que nos dedicamos a este oficio. La antología que presentaron durnte el pasado FIP, algunos miembros del Círculo de Poesía, a saber, Mario Bojórquez, Alí Calderón, Álvaro Solís y Jorge Mendoza, con el título de El oro ensortijado, Poesía viva de México, es una muestra interesante, más allá de la genealogía de las antologías que realiza el primero para revisar la tradición de nuestras letras.
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Los compiladores toman partido e inician con uno de los paladines del arte de Ión, Alí Chumacero, nuestro silencioso vate que atravesó el siglo pertrechado por una coraza de pacientes y hermosos versos y concluye con Alí Calderón, bien pondría intitularse este trabajo “de Alí a Alí”. El trascurrir de la poesía, no de 1918, año en que nació el maestro nayarita, sino tal vez de 1944 en que publicó su poemario Páramo de sueños o en 1940 en que fundó la revista Taller, hasta 2005 en que Alí Calderón hace lo propio con su poemario Imago prima. Es curioso pero una lectura deja la impresión de un siglo breve.
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Oro ensortijado optó por no trenzar a algunos poetas. Los excluidos, de acuerdo a la justificación que Mendoza explica parece desatinada y tal vez un poco ingenua, él no es hábil, menos un buen teórico, sus complicadas referencias, muy posmodernistas para ser ad hoc, suelen ser, por lo regular, insostenibles, más aún salpicadas de una prosa por momentos bastante cansina, y si hacemos caso a la propia posmodernidad, ya viejas —volved los soles que le habéis robado.
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Revisar el volumen de referencia exhibe una notoria ausencia. David Huerta es uno de los poetas de mayor consistencia en nuestra lengua (más allá del gusto), al lado de muchos y variados poetas que provocan que frente al Oro… los Anuarios del Fondo de Cultura Económica (2004-6), parezcan más sólidos de lo que en realidad son. Curiosamente sus antologadores, si es que el fenómeno de reconocimientos y prestigio que Mendoza enuncia es cierto, no están incluidos, Huerta, Cross, López Mills y López Cólome (cuatro poetas — últimos ganadores del premio Villaurrutia— que difícilmente pueden filiarse a Paz, que al parecer acusan de los males de nuestra poesía) y eso enfatiza el caso de las exclusiones. A vuelo de pájaro podría construir una antología paralela, pues Aridjis, Blanco, Montes de Oca, Gervitz o Morábito (poetas indiscutibles, al menos de las antologías en nuestra lengua, no solo mexicana sino hispano y latinoamericana) o Aguinaga, Cortés Carballó, Josue Ramírez, Felipe Vázquez, Deltoro, Hurtado, D´Aquino, Sarabia, entre muchos otros, o algunos que la inclusión de Segovia — sin señalar incluso la exclusión de su hijo Francisco o Espinasa o Magaña—, sugiere que aún en el caso de hacer a un lado a Milán —por razones de poéticas diversas— tal vez faltaría Josu Landa o Álvaro Mutis que poseen, además de largas estadías en nuestro país, poemas propios de la antología y aun mayores; siendo excesivos hasta Gelman o Gola padecen la particular lectura de los lectores o antologadores.
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Oro ensortijado lo proponen como eco del primer verso de esta tierra atribuido Terrazas, pero más allá de la apología de José Emilio Pacheco, el soneto posee otros 13 versos, y el final, por ejemplo, podríamos atribuirlo a la justificación de Mendoza, (áspera, cruel, ingrata y dura), pues habría que valorar la inconexión entre la justificación y la propia selección que realizan, muy superior ésta última. Plata o bronce no hubiera roto el ritmo. Tal vez faltó “la gracia y discreción que muestra ha sido/ del gran saber del celestial maestro”.
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En otro sentido, recordemos que la tradición de la poesía mexicana es amplia y conjuga influencias voces y acentos o colores desde finales del siglo XIX. El gusto dice el defensor, y aunque Bojórquez no desconoce la Antología —que firma Jorge Cuesta—, la explicación del cordobés es muy superior a la realizada más de ochenta años después. El gusto desde Kant, mayor gracia requiere.
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Solemos ser solemnes ante las afirmaciones, pero también ante las dudas. ¿O acaso debemos cerrar los ojos ante esto? ¿No podría eso ser antidemocrático e igual de dañino que lo mostrado por nuestro sistema político y cultural? Sin embargo, parece más justa la definición de Poder que se establece, a partir del poeta que cada día sabe más de él, es decir Jorge Fernández Granados. Perdón, pero el solo gusto no libera del interés real en el objeto de estudio —según el propio autor de “Canto a un Dios mineral”—, ni justifica las exclusiones. Señalo que algunas de las exclusiones si hubieran enriquecido la muestra y que las ausencias no la enriquecen, las dolencias pueden afectar lo que, grosso modo, parece ser una buena selección.
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El amor, como tema y motor de la compilación, recuperado de nuestra tradición, le da gracia y consistencia a la antología, eso es innegable, pero me parece inexplicable la inclusión de algunos poemas, más con la intención de representar con mayor amplitud a algunos de los antologados — que en más de un caso, es excesiva— que por la necesidad de ceñirse al tema elegido.
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No se puede obviar que este trabajo es parte de un proyecto largo y consistente que los autores desde hace algún tiempo, a pesar de las dificultades y penurias propias de los amantes de las letras han tenido que pasar, realizan cargados de entusiasmo. Le antecede un trabajo sobre la última poesía (La luz que va dando nombre) y que ahora completa y se contrapone a El oro ensortijado. Lo completa como parte de un proyecto de largo aliento y se contrapone, pero enriquece el proyecto con la depuración natural que el nuevo trabajo ofrece. Quiero pensar que dentro de las voces de La luz…, algunas son prescindibles como lo muestra El oro…. Aquélla atiende a las edades, ésta es más amplia y generosa
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Sobre el tema, parece que la apuesta, el sentido crítico del trabajo, sin olvidar que una antología en sí misma es una postura crítica, a mi juicio parece errónea, pero es una apuesta y siempre vale el derecho de la duda, espero estar equivocado pero el trabajo de Cruz o Ramírez Vuelvas es insipiente y hasta apresurado, tal vez voces más pausadas que se ofrecen dentro de La luz… hubieran fortalecido la elección. A veces el amor es un tema que gana sustento con los años.
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¿Ornato o sustancia? Pudiera ser el dilema no sólo de una antología sino del arte mismo, los responsables eligieron y eso es respetable, tal vez pudieron reflexionar sobre el verso Dejad las perlas y el coral preciado/ de que esa boca está tan adornada.

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