sábado, enero 23, 2010

Pediatría-Álvaro Enrigue (El Universal/Opinión 23/01/10)

Mi mujer mira atentamente a la bebé y me pregunta con absoluta seriedad si estará bien. Creció siete centímetros en un mes, duerme como oso –incluso hace ruidos de oso-, se bebe su leche con un furor que sólo le he visto a mis tías catalanas frente a los postres y cuando le canto una canción de Sinatra levanta las cejas con una ironía que denota inteligencia y sensibilidad. Cómo que si está bien, le pregunto. Me responde: No sé, tiene la cabeza gigante y el cuerpo chiquitito. Son las doce de la noche. Recoge a la bebé completa con una mirada y dice desde el fondo de su corazón: Seguro fue la copa de vino que nos tomamos.
-
Somos una familia móvil, acumulada y posmoderna. Nuestros hijos tienen un rosario de abuelos de los cuales sólo cuatro de cada uno ostentan el prestigioso rango de “biológicos”. La cosa es tan complicada que hemos tenido que facturar a la carrera nuestro propio diccionario: los niños tienen primos, primastros y hasta primoides. Un día regresamos atribulados del supermercado y el de en medio bajó las escaleras gritando: “Papi, papi”. Mi mujer se preguntó cuál será el diminutivo de “madrastra”. El tema fue llevado a debate y el grande propuso, en ánimo conciliatorio, que podría ser “Titi”. Casi se lleva un bofetón por cursi. Yo me pregunté, aunque preferí no ventilarlo, si a la pareja de mi ex mujer le dirían “Toto”.-No hemos tenido el tiempo de dar con el sustantivo correcto, porque desde hace mes y medio que nació la bebé no hemos tenido tiempo de nada. El grande tiene ecuaciones de tarea, el de en medio está convencido de que es un astronauta y Tacubaya un planeta hostil –a veces pienso que tiene razón-, la bebé ya quiere leche otra vez. Nos hemos vuelto tan multitask que somos hasta multiculturales: el mayor es un gringo promedio y la chiquita salió prieta.
-
A las nueve de la noche ya todos están dormidos y los adultos tomando la copa de vino y los cacahuates japoneses que garanticen cierta cordura aunque produzcan un bebé de cabeza grande y cuerpo chico.
-
Cuando llegó la nena fuimos a un pediatra chic: consultorio en Polanco, teorías médicas de última generación, honorarios de escalofrío. Todo el mundo sabe que ningún género literario es tan volátil como la pediatría: para cada nuevo hijo, lo que hicimos con el anterior es científicamente nefasto. La moda de este año es una cosa aterradora que se llama “libre demanda”: el bebé debe tomar leche cada que se le dé la gana, hasta los 21 años. La otra receta nos dio tanto miedo que salimos despavoridos: “libre adaptación al ciclo diurno”. El pediatra nos explicó, con una sonrisa perversa, que los bebés, como los senadores, duermen sólo de día y hay que respetarlos. Ya ni le preguntamos por la copita de vino y los cacahuates. Al poco supimos de otro médico que –lo juro— explica la urgencia de bañar a los bebés con Bonafont.
-
La ortodoxia en el cuidado de nuestros recién nacidos se ha convertido en una servidumbre monstruosa: que se prohíban la ginebra y la heroína durante la lactancia se entiende, pero ¿de verdad es necesario no consumir chocolate? Desde que ganamos la Guerra de Reforma, nunca ningún ciudadano libre ha recibido una lista de prohibiciones como las que le extiende hoy el pediatra de moda a una madre reciente –los médicos viejos son otra cosa.
-
La novelista francesa Marie Darrieussecq cuenta en su espléndido El bebé (Anagrama, 2007) que la primera vez que se animó a salir sola con su hijo en el carrito, se sintió tan libre que se detuvo en una terraza a tomar una cerveza y fumar un cigarro. Fue tal la reprobación de parroquianos, camareros y turistas que, dice, entendió por primera vez el significado militante de la palabra “nosotros”.
-
En una ciudad en que las mujeres han impuesto a votos duros su derecho a decidir sobre su propio cuerpo en todo lo que cabe entre el transporte público y la clínica, los pediatras de moda se han convertido en los últimos inquisidores: defienden una pureza a ultranza, someten con regocijo. No saben que se las ven con “nosotros”.

No hay comentarios.: