viernes, noviembre 20, 2009

"La casa de cartón"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista” de Puebla- 18/11/09)

De las editoriales recientes y con ganas de innovar es sin duda Textofilia. Anteriormente había reseñado un par de libros publicados por esta misma editorial, muy bellos y excelentes, ambos. El de esta ocasión no es la excepción.
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Dentro de la colección Lumía, de la editorial ya nombrada, aparece el número dos: “La casa de cartón” de Martín Adán (2009), un libro por demás extraño y sorprendente.
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Martín Adán, es en realidad, Rafael de la Fuente Benavides 1908 -1985) fue un poeta peruano considerado como uno de los grandes representantes de la literatura vanguardista latinoamericana. Además de “La casa de cartón” llego a escribir una suma importante de poemarios como: “La Rosa de la Espinela” (1939), “Sonetos a la Rosa” (1931-1942), “La Mano Desasida, Canto a Machu Picchu” (1964) “Mi Darío” (1966-1967), “Diario de Poeta” (1966-1973), entre otros. Fue contemporáneo de Emilio Adolfo Westphalen y Carlos Oquendo de Amat, poetas también ellos.
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“La casa de cartón” es la primera obra que Martín Adán publica en 1928 cuando sólo tenía veinte años de edad. Esta obra fue concebida bajo el augurio del vanguardismo y engloba en sí toda una polémica, pues hay quienes dicen que es una novela, otros un poema, mientras que algunos más prefieren, para no meterse en problemas, definirla como un poema-narrativo o una narración poética. Se dice que esta obra es una de las mejores obras peruanas de aquella época.
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Este libro es una de esas obras que no deben englobarse bajo ningún género literario pues su grandeza recae en esa imposibilidad por clasificar la obra. Este libro extraordinario nos deja ver la pureza propia de la juventud, así como las inquietudes que le aquejaban y maravillaban; como es su evocación del balneario de Barranco, la cual conlleva una trama mínimamente tratada y el cual transcurre a través de cuadros que contienen las vivencias y reflexiones propias de la edad, pero aderezadas con un humor a veces sarcástico, otras irónico y sin dejar de plasmar nunca sus opiniones respecto a la literatura y a los autores que lo han influenciado ya para bien, ya para mal. “La casa de cartón” es un espacio en el que se alojan todas las entrañas del autor, aquí no hay lugar para las máscaras o la ficción, sólo para la transparencia. Ya lo dijo Nietzsche: los poetas carecen de pudor con respecto a sus vivencias: las explotan, y eso hace Martín Adán en su libro, explota su vida y la convierte en literatura, verdadera literatura.
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“La casa de cartón” trae una introducción de Javier Sologuren de 1979, un prólogo de Luis Alberto Sánchez, así como un Colofón de José Carlos Mariátegui, estos últimos de 1928.
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Nuevamente, la crítica que se le puede hacer a esta preciosa y agradable edición es la ambigüedad en la publicación, pues no sabemos si la introducción pertenece a la razón del por qué se re-edita esta obra o si es parte de alguna otra edición más vieja. Quizá la postura de la editorial es necesario que se deje ver. Uno como lector puede suponer muchas cosas, pero no sabemos lo que la editorial nos está queriendo decir con esta publicación.

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