jueves, octubre 15, 2009

Usos (y abusos) del electroshock

Diario Milenio-Puebla (15/10/09)
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Un accidente dio paso al descubrimiento del electroshock cuando el psiquiatra italiano Ugo Cerletti (26 de septiembre, 1877-25 de julio, 1963) se dio cuenta, en un matadero de cerdos, que algunos de éstos no morían al aplicarles una potente descarga eléctrica. Los cerdos que se mantenían con vida (los observó Cerletti), quedaban momentáneamente tranquilos, sedados. No tardó mucho en experimentarlo con los pacientes de los psiquiátricos de Italia. Al aplicarles una dosis de terapia electroconvulsiva, desaparecían los síntomas agudos (como los arranques de ira, por ejemplo) en los aún mal llamados esquizofrénicos.
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Cerletti usó lo que llamaría electroshock para fines terapéuticos en pacientes con delirio y alucinaciones, luego de experimentarlo en animales durante un buen tiempo. Los representantes de la antipsiquiatría italiana (Franco y Franca Basaglia Ongaro), lucharon en la década de los setenta por eliminar esta práctica fascista de los sanatorios mentales, lográndolo a medias.
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También RD Laing y David Cooper documentaron y condenaron la práctica del electroshock, por considerarla inhumana. Durante mi servicio social como psicólogo clínico, nunca jamás (a Dios gracias) vi que a alguien se le aplicara un electroshock. Pensé que estaba erradicado, lo creí en serio. La única vez que vi cómo se aplica un electroshock fue en la película Atrapado sin salida con Jack Nicholson, pero eso estaba en el cinematógrafo.
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Lo que yo pensé que se había erradicado gracias a la lucha de la antipsiquiatría (la terapia electroconvulsiva) para el tratamiento de las enfermedades mentales, no lo ha sido. He leído recientemente en los medios (La Jornada, 12-10-09) que en el hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, en el DF, continúa aplicándose el electroshock como terapia a los pacientes. Es terrible lo que declara el doctor José Ibarreche, médico adscrito a la Unidad Médico-Quirúrgica. Dice que es un mito aquello que la gente sufre al sentir la descarga eléctrica, y que el tratamiento se aplica mensualmente a “unos cuatro afectados”. Y dijo más: que la terapia electroconvulsiva es ideal en embarazadas que padecen depresión. El doctor luego reconoce que cada vez el electroshock es menos frecuente, pero sí necesario para beneficio de los enfermos. ¿Necesario?, me lo pregunto.
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Pareciera que el avance científico (en cuanto a fármacos y terapias se refiere) no se ha dado en la ciencia médica en el ramo de la psiquiatría. ¿No es el electroshock una forma más, por parte de los médicos, de quitarse al paciente de encima, con todo y sus problemas? Es una más; la otra lo fue la "camisa de fuerza".

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