miércoles, octubre 14, 2009

"El otro rostro de Juárez"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista” de Puebla- 14/10/09)

Eduardo Antonio Parra se inscribe en esta avalancha de escritores mexicanos que han optado por novelar a los próceres de nuestra mítica Historia. Sin duda Antonio ha escogido a uno de los insignes más importantes para la nación mexicana: Juárez ni más, ni menos. Juárez, el prestigioso liberal; Juárez, el personaje más representativo de la masonería en México y quizá en Latinoamérica; Juárez, el gran reformista; Juárez, el que en México le dio a la Iglesia lo que es de la Iglesia y al gobierno lo que le pertenece; Juárez, el que está en todo el país ya como nombre de escuela, ya como designación de alguna calle o como “el rostro de piedra” que se erige en alguna plaza de cada ciudad y a la que cada 21 de marzo se le deja una ofrenda floral. Hablar de Benito Pablo Juárez García es una ardua y complicada tarea, pues aparentemente –según Monsiváis- ya se ha dicho todo acerca del personaje plasmado en los billetes de veinte pesos. Sin embargo, Antonio con esta novela demuestra lo contrario.
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Eduardo logra mezclar con gran perfección dos estilos literarios, por decirlo de una forma: el realista y el actual. Recurre a las descripciones detalladas, a veces asfixiantes (propias del realismo); pero juega con los tiempos para romper con la linealidad, logrando así una novela redonda en la cual va retratando a aquél Juárez que luchó a muerte contra Santa Anna; que derrotó a Miramón en la Guerra de Reforma y a Habsburgo en la Guerra de Intervención; pero también nos habla del Benito que conforme transcurren los años y los logros en el poder se va volviendo más ambicioso y se reniega a perder o ceder tal, porque Juárez en vida se sabía héroe y se sentía indispensable para el país.
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“Juárez” es la novela de un héroe lleno de claroscuros, de un humano que actúa bajo la razón, el amor, el patriotismo, la humildad, la sencillez; pero también bajo los efectos de la envidia, la soberbia, la egolatría. Aquí también se plasma la vida de un Benito que llega al poder fortalecido y apoyado siempre por Margarita, su esposa, y sus amigos liberales como: Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Miguel Lerdo de Tejada, Sebastián Lerdo de Tejada; entre otros, pero poco a poco la guerra, la vida y la búsqueda por permanecer en el poder -hasta que encuentre alguien capaz de manejar el país o la muerte se lo lleve-, le van arrebatando a cada una de sus fortalezas hasta volverse un ente débil o al menos una frontera fácil de pasar.
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A lo largo de cuatrocientas cuarenta páginas el lector se acercará a un Pablo que caminará por situaciones adversas de las cuales saldrá triunfante y verá cómo un hombre tan lleno de certezas y seguridades en el inicio de su carrera política, al final de su vida se la vive en la duda y el desacierto, víctima de su propia historia que él y nada más trazó.
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“Juárez. El rostro de piedra” es publicada por Grijalbo en su colección de novela histórica y a diferencia de muchas otras novelas que recientemente proliferan, ésta sí aporta algo nuevo en la forma de mirar a Juárez.
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A partir del 14 de octubre en el blog: http://librodiadia.blogspot.com, el novelista poblano Pedro Ángel Palou se ha propuesto leer un libro y reseñarlo cada día durante un año, para que al final sean 365 libros los comentados. La invitación está hecha.

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