jueves, febrero 12, 2009

"Contra la presión, clamo paz"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista” de Puebla- 11/02/09)

A Pedro Ángel Palou por su presencia constante,
a Roberto Martínez por su consejo y
a Carmen Barranco, por la pasión que le da a mi vida.
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¿Qué se puede hacer cuando no se tiene una idea? Nada, absolutamente nada. Simplemente la idea se esfumó, como el agua o el tiempo. Un día está y al otro ni su estela se logra ver. Huye sin avisar.
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A veces la presión, el cambio de vida y ritmo influyen. Quizá la idea se resista al cambio y prefería irse a un lugar donde esté más a gusto, donde la calma impere.
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Mientras escribo estas líneas tengo en la cabeza la presión de presentar un examen en el área de la lingüística este martes (ayer), luego este miércoles preparar una clase enfocada al razonamiento verbal. Y sólo quisiera gritar, aventar todo y matar a los que me robaron mi vida, mi calma, la escasa sonrisa.
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Me doy cuenta que el mundo no me gusta. Me daría asco que de grande me termine convirtiendo en todo aquello contra lo que lucho: mochería, extremo catolicismo, falta de credibilidad en el otro, falta de valoración al otro, exigencia desmedida y sin sentido al prójimo y una lista sin fin.
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Quizá por eso disfruto de ir a la Ciudad de México e inmiscuirme en el metro, único espacio para compartir tu soledad con una inmensa mayoría, pero también es el ínfimo espacio para intentar estar con uno mismo. En Puebla eso es imposible, es tan pequeña que te puedes encontrar a quien menos deseas saludar, nuevamente vuelvo a la escasez de paz. Esta ciudad no es angelical, es demoniaca. Siempre vivir a expensas del qué dirán. No se puede ser porque siempre habrá un contario que nos señale con un mal social.
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Entre todo este mar, encuentro un aforismo de Juan Eduardo Cirlot que viene en su colección de aforismos “Del no mundo”, el cual titula al libro que fue publicado el año pasado por Siruela.
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“Nadie, en realidad, puede ayudar. Nadie puede hacer nada por ti, ni en lo esencial ni en lo circunstancial. No debes esperar nada, desear nada, confiar en nada. Tienes, sin embargo, que seguir actuando (pero, progresivamente menos, orientado a lo sólo necesario), porque tu circunstancial lo exige. (Por ahora).”
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Empero, creo, al final está lo único que alienta mi día, saber que siempre tendré la mano de mi bella, la sonrisa de mi Lilith. Y las letras, la pasión por leer y escribir. El placer de algún día charlar con grandes y cercanos amigos sobre libros, novelistas y poetas.

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