jueves, enero 08, 2009

Prisión sin condena

Diario Milenio-Puebla (08/01/09)
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De los casos particulares no hablaré aquí, eso se lo dejo a los lectores que se interesen por el libro coordinado por Marco Lara Klahr, Prisión sin condena, de Debate, recientemente distribuido en casi todas las librerías de México. En el prólogo, que corre a cargo de Miguel Sarre, se expone un panorama bastante desolador acerca de los tres millones de personas que se hallan en prisión preventiva en el mundo.
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Se entiende aquí por prisión preventiva la que padecen (en la indefensión total) las personas que por algún motivo llegan a encarar un delito sin “contactos”, pobres y con defensores de oficio (públicos) saturados de trabajo. Escribe el autor del prólogo que a esa gente se le da el mismo trato que a los culpables.
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Sin embargo también se sabe, en la opinión de cualquier litigante, que todos los que llegan a pisar una prisión se declaran inocentes. ¿Cómo saber entonces quiénes son culpables de un delito y quiénes no?
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En esta edición de Debate (septiembre, 2008) se subraya, en el capítulo inicial, “Intención y legalidad” que, cito textualmente, “El artículo de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos establece que ‘toda persona inculpada del delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”, y que la libertad provisional sólo se otorgará bajo caución “siempre y cuando no se trate de delitos en que, por su gravedad, la ley expresamente prohíba conceder este beneficio”.
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Los colaboradores de Prisión sin condena son Patricia Aridjis, fotógrafa documental; Humberto Ríos Navarrete, periodista quien se ha ocupado de los temas de la violencia y la muerte; Juan Veledíaz, reportero de El Universal; Alida Piñón, reportera en la sección cultural de el diario Monitor; y Alejandro Suverza, reportero de El Universal.
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Prisión sin condena contiene un apartado interesante: “Por qué es preocupante para los ciudadanos de a pie”, y ahí se explica que si la prisión preventiva sirve como una medida para afrontar el riesgo de que una persona huya, interfiera en el procedimiento penal o cometa delitos graves.
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Hay otro dato interesante: los estudios de victimización demuestran que muchos de los delitos en varios países no son denunciados, porque se piensa que es sólo una pérdida de tiempo.
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Si quiere profundizar en el tema le doy el dato: Prisión sin condena, Ed. Debate. México, 2008.
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Lo preocupante del caso son las consecuencias económicas y sociales que trae aparejada la llamada "prisión sin condena". El costo de mantener a quienes se encuentran sin sentencia condenatoria es altísimo en todos los países del mundo.

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