domingo, septiembre 14, 2008

“Ícaro de Sergio Pitol”-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista” de Puebla- 10/09/08)

Hace no mucho, tres años para precisar, salió al mundo la editorial Almadía, originaria de Oaxaca, que busca apostar por nuevos autores y propuestas literarias; se interesan en los géneros de poesía, cuento, ensayo, novela y cuento infantil, además de recuperar libros valiosos y traducir las mejores voces de otras culturas. Aunado a esta búsqueda están sus costos relativamente bajos y el arte que consigo trae cada libro: una cubierta como de cartón, la cual trae adherido y para desprenderse un separador alusivo al libro adquirido. Todo lo anterior con el fin de crear nuevos lectores.
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Es bajo este sello y dentro de la colección Mar abierto, narrativa contemporánea, que el año pasado se publicó “Ícaro” de Sergio Pitol. Un libro más que se anexa al inmenso mar de obras que tienen la firma de este autor maravilloso. El arte de éste estuvo a cargo de Francisco Toledo.
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“Ícaro” es una antología hermosa en la cual el lector verá textos que han aparecido en anteriores obras de Pitol. “El oscuro hermano gemelo”, “Chéjov, nuestro contemporáneo”, “Vindicación de la hipnosis”, son textos que aparecen originalmente en “El arte de la fuga”; “Los papeles de Aspern” y “Conrad, Marlow, Kurtz” se encuentran en “Adicción a los ingleses”; otros textos que acompañan a esta antología son: “La pantera”, “Nocturno de Bujara”, “De reconciliaciones”, “De cómo escribí mis primeras novelas”, “Cementerio de Tordos”, “De cuando Enrique conquistó Asjabad y cómo la perdió” e “Ícaro”. Textos que fueron acomodados por Pitol de una manera plausible, como caracteriza a toda la obra de Pitol.
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Ícaro es hijo del arquitecto Dédalo, constructor del laberinto de Creta, y de una esclava. Fue encarcelado junto a él en una torre de Creta por el rey de la isla, Minos. El mito griego de Ícaro aborda temas como las relaciones padre-hijo y el deseo del hombre de ir siempre más lejos, aún a riesgo de tener que encontrarse cara a cara con su condición de simple ser humano. Tal vez sea por eso, que Sergio Pitol titula así a su nueva antología, que incluye relato, cuento, memoria y ensayo, pues va llevando al lector por un viaje a través del cual conocerá las experiencias literarias que dicho novelista tiene con la literatura rusa y la inglesa; se divertirá con sus experiencias al lado de Vila-Matas o Vlamata; entenderá acerca del proceso de escribir y de leer. Como bien dice la contraportada al libro: En esta antología se encuentra el mapa de una forma literaria, un viaje iniciático a la gran literatura. Pitol como acostumbra en sus textos, lleva al que se tope con sus libros de la realidad a la ficción en un santiamén. Es un mapa que ayudará más a los teóricos, críticos y lectores de Pitol para comprenderlo y entenderlo.
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Al leer esta nueva antología de Pitol, caro lector, podrá comprender el arduo trabajo y el gran arte que implica leer y escribir. Sin duda, es un libro que debe tener en sus manos.
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Aquí un fragmento que aparece en “De cómo escribí mis primeras novelas”: "Cuando escribo algo referente a mi autobiografía -crónicas de viajes, ciertos acontecimientos en que por propia voluntad o puro azar fui testigo, presencias de amigos, maestros, escritores o artistas a quienes he conocido, y, sobre todo, las frecuentes incursiones en el imprevisible magma de la infancia-, sospecho que el ángulo de visión nunca ha sido adecuado, que el entorno es anormal, a veces por una merma de realidad, otras por un peso abrumador de detalles".

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