martes, abril 29, 2008

Señora del cuartel



Diario Milenio-México (28/04/07)
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¿Que dice la señora que está usted arrestado? La idea es en tal modo elemental que lo realmente extraño ha sido la tardanza en concebirla
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1 Ministra, mariscala, mamá
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La imagen bien merece un rato de pasmo: una mujer embarazada gira órdenes a la tropa, que se le cuadra de manera unánime. Hasta hace poco tiempo, ideas semejantes pertenecían al dominio de esos chistes de género que tanto satisfacen a los acomplejados y sus grandes amigos, los malqueridos. Pero la imagen está en todas partes. Carme Chacón, de 37 años, pacifista y ajena a nacionalismos y estridencias afines, ocupa el Ministerio de Defensa español. El ejército entero a las órdenes de una mujer. Un bofetón limpísimo y por demás certero para las numerosas especies de misóginos, retrógradas y fanáticos que cada día retrata la prensa española. Del cura chantajista al mulá cobrador, del galán desairado al esposo abusivo, y en general del impotente al prepotente, deben de ser legión los ofendidos.
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Si yo fuera Hugo Chávez, tendría entre alfileres la fotografía de José Luis Rodríguez Zapatero. Muere, maldito, habría escrito en el reverso, con un odio aznariano que bastaría para marcar la imagen al otro lado —espeluznantemente, según serían mis cálculos—. ¿Qué cuentas podría entregarle el cacique mayor del bolivarianismo a su amigo Mahmud Ahmadineyad de su presunta afinidad con un hombre capaz de poner a una mujer al frente de las fuerzas armadas de su país? Ni hablar de esa estrambótica relación, no cabe allí otra cosa que el vudú. Es evidente que ambos agradecen antes contar con enemigos tan predecibles como la dinastía Bush que amistarse con el que podría resultar un demócrata de carne y hueso. Ya veo al iraní con los pelos parados ante el periódico, cual si en vez de la imagen de Carme Chacón apareciese en el periódico del día su primogénito saliendo de un bar gay en la ciudad de Qom. Lo que entre ciertos clanes de extrema ranciedumbre se entiende como una señal apocalíptica.
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2 Dura de pelar
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Si se mira con cierta calma presurosa, la idea de una ministra de Defensa parece simple y lógica, en estricto sentido. Hay demasiados hombres en esas cumbres para no requerir de una mujer capaz de meter orden, más allá de secretos poderes fácticos y presuntas intrigas de cuartel. Suena incluso a movida maquiavélica, ya quiero ver quién va a ser, al menos en principio, el mandón capaz de alebrestarse contra una superior con semejantes características sin perder el derecho al público respeto. A su vez, asumo que un ejército comandado por una mujer será naturalmente más confiable a los ojos de la población —especialmente la femenina, víctima popular entre la tropa— que aquél donde los hombres se solapan detrás de un pacto de silencio faccioso. Reflexiones al vuelo que nada significan, sino su mero derecho a existir sin tener que pasmar a nadie. En condiciones lo que se dice normales, ver a una mujer embarazada al frente de las Fuerzas Armadas Españolas tendría que parecer un hecho no menos ordinario que ver a un hombre a cargo de la cocina.
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No estoy seguro de que sea un privilegio para nadie desempeñar el cargo de Ministro de Defensa, ni imagino la cantidad de resistencias que una mujer encuentra para ejercer el mando en un ejército. Desde mi perspectiva de hombre de paz, me pongo en su lugar y elijo sabiamente la vida disipada, pero sé que hay personas que disfrutan de eso, y una de ellas debe de ser Carme Chacón. Quien, por cierto, se ha estrenado en el cargo restringiendo el acceso —frecuente, hasta hace poco— de las computadoras militares a los sitios web de noticias y transmisiones deportivas. Con alguna frecuencia, la llegada de un superior femenino no le deja al subordinado mejor opción que la de trabajar. Muy pocas tienen cara de querer corromperse, menos aún de aceptar que otros lo hagan bajo su férula. No sé si sea por algún resabio de machismo inconsciente, pero habemos algunos que encontramos indigno —amén de impredecible y nada caballeroso— tratar de sobornar a una mujer. Ya se sabe, además, cómo les dicen a las más sobornables.
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3 Jugando a los soldaditos
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Los autores de la matanza del 11-M no sabían lo que hacían. Sus valedores tenían a un Aznar resuelto a combatirlos con la habitual ineficacia de los antípodas, y a cambio ahora tienen a Zapatero, que es un infiel de vanguardia. Si los autocalificados izquierdistas de México y Cuba habilitan mujeres como carne de cañón para ejercer labores represivas a cambio de prebendas menores, el primer izquierdista de España pone a una pacifista al frente de las fuerzas armadas. Sin bombo ni platillo. Sin más ruido que aquella imagen de la ministra al frente del regimiento. Y eso, insisto, debe de enfurecer no únicamente a las huestes de la oposición, sino a esa parte de sus correligionarios oficiales que todavía cree en las bombas persuasivas y rinde culto a beatos matones.
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No vayamos más lejos. Aquí mismo la izquierda oficial cuenta con una Presidenta de la Cámara de Diputados, de la cual se avergüenza buena parte de sus integrantes, oficialistas de corazón y origen, naturalmente dados a identificar la falta de obediencia al gran cacique con la traición artera. Podrían valerse de ella para hacer su trabajo, pero como éste poco o nada tiene que ver con las cuestiones parlamentarias, prefieren bombardearla junto a todas las leyes que ayude a promulgar, excepto aquellas que les favorecen drásticamente. Puesto que están en guerra, según ellos. Usan simbologías revolucionarias y métodos mafiosos, con la coartada de una insurrección inminente. Se sienten un ejército, eso es lo que el cacique les recuerda, siempre sediento de unanimidad. Para ellos, lo que vale es ser la soldadera enamorada del sargento, aun y especialmente si ésta se halla en la presidencia de un poder tan sospechoso que sus miembros se eligen democráticamente. Algo me dice que si más de uno entre estos personajes se estrenara en el puesto de la ministra de Defensa española, ya habría hecho remozar el paredón.

1 comentario:

Krmn Lilith dijo...

Ja, ja, ja ... Joven, pero qué descortesía olvidarse de los agradecimientos... jejejeje...

No te creas... sólo paso a saludar...