jueves, enero 31, 2008

Tiempos difíciles



Diario Milenio-Puebla (31/01/08)
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Cada inicio de año es lo mismo. La "cuesta de enero" es quizá una de las causas de que el Montepío se encuentre al tope. He visto un reportaje en la TV en donde pasaron como escenas del viejo celuloide, sólo que con la moda del 08, a muchas personas con cara de aflicción.
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El DF es un lugar donde no cabe, desde hace muchos años, la mínima sensibilidad. Cuando yo leía con gusto a Carlo Coccioli en las páginas de la Revista Siempre! él –en uno de sus más lúcidos artículos— escribía que le provocaba una ternura infinita ver las arrugas de sus semejantes al lado de los ojos. Ese simple hecho, luego lo confirmé en mi propia experiencia, le hacía sentir compasión en el mejor sentido budista: “sufrir con”.
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Este 2008 no sólo comenzó violento por los hechos que se han dado a conocer a nivel nacional. Es ya violento porque hay mucha gente que se levanta por las mañanas y no tiene ni para comprarse una naranja. Luego entonces, van al Montepío y dejan en prenda los juguetes que les habían comprado a sus hijos para los Reyes. Ahí en la larga cola de espera llevaban bicicletas y hasta una que otra patineta.
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Tiempos difíciles porque hemos perdido la sensibilidad para sentir compasión por el otro, como quería Coccioli. Tanto es así que, me acabo de enterar que desde su alma de “poeta”, un viejo amigo, exmilitante del PCM, se ha puesto del lado de la patronal –complaciente, sin decir “esta boca es mía”— para que treinta trabajadores de una conocida empresa en Puebla cobren su salario, al que por ley tienen derecho, a través de una firma, no me acuerdo cómo se llama, con el fin de que los verdaderos dueños de esa empresa no paguen impuestos y sí obtengan pingües ganancias. Qué espanto, ese personaje “poeta” es el mismo que hace treinta años se sabía de memoria las canciones del Llanero Solitito y que cantaba en las marchas “No nos moverán”, “A desalambrar”, “La Internacional” y “Me gustan los estudiantes” de Violeta Parra.
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Así las cosas. Mientras mucha gente va al Montepío, otro “poeta” (examigo mío) traiciona a quien le dio la mano y se dedica a jugar sucio para quedarse en un importante cargo –en otra importante empresa— en el que no permanecerá ya mucho, sólo el tiempo que le ocupe terminar ese “encarguito”, para hacer referencia al libro de Guillermo Sheridan.
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Estos “poetas” de los que hablo parecen estar muy satisfechos presenciando el sufrimiento humano. Es muy probable que mis lectores piensen –y quizá con toda razón—que he enloquecido y que hablo sólo para mí. Bueno, querido lector, a lo mejor usted sí sabe a quiénes me refiero, y si no tómelo entonces como un juego: ponga como referencia a la primera empresa que a usted le venga a la cabeza. Ponga también en su cabeza a dos poetas que haya leído por ahí. Queda igual de claro el ejemplo. Es decir: son los “poetas” que están y que trabajan para el y sólo para el Poder. Así, Poder con Mayúscula.
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Y lector, no piense para nada en la gente que visita el Montepío, ya para qué. ¡Ah!, este poeta de hoy lejos está del que cantaba “A parir madres latinas/ a parir más guerrilleros…” Qué se le va a hacer. ¡Ah!, también decía el poeta que “Los tiempos están cambiando”. Je, je, como se ríe Pulgoso. Sí, ya lo veo.

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