jueves, enero 03, 2008

La historieta mexicana en los años sesenta y setenta

Diario Milenio-Puebla (03/01/08)
--
Lejos aún está, a pesar de los buenos intentos, de escribirse el registro de la historieta mexicana. Carlos Monsiváis ha dejado constancia de algunas historietas que han nacido a iniciativa de algunos escritores y dibujantes mexicanos. Hay casos de uno que otro guionista –como Gonzalo Martré o Gerardo de la Torre– que durante un buen lapso de tiempo hicieron posible que semanalmente tuviéramos los lectores en nuestras manos el Fantomas, a pesar de que no se trata de una historieta mexicana. Muchas de nuestras generaciones crecimos –y las actuales siguen creciendo– leyendo sólo historietas extranjeras. Me acuerdo particularmente de “Los Supersabios”, de “Lorenzo y Pepita” o de “La Pequeña Lulú”, sólo para citar tres ejemplos.
-
Los investigadores Harold F. Hinds, Jr. y Charles M. Tatum, han escrito –sin ser mexicanos— un libro que habla precisamente de la historieta mexicana en los años sesenta y setenta. La traducción está a cargo de Francisco Ledesma y el texto ha sido editado apenas en el 2007, que por fin ha concluido por el Instituto Cultural de Aguascalientes. Quiero pensar que los errores que he marcado se deben a los problemas que siempre de la traducción, en el mejor de los casos. Sin embargo en el libro aparecen imprecisiones que no creo que sean atribuibles sólo a la traducción. En todo caso, aquí hay un problema que se atribuye a ambas partes.
-
Éstas son algunas de las historietas que han tomado en cuenta para su estudio: Kalimán (recuerdo que en la versión radiofónica las voces protagónicas eran las de Luis Manuel Pelayo como Kalimán y Luis de Alba como Solín)/ Lágrimas, Risas y Amor de Yolanda Vargas Dulché y publicadas por EDAR (Editorial Argumentos)/ Los Supermachos y Los Agachados del popularísimo Rius/ Chanoc/ El Payo/ La Familia Burrón de Gabriel Vargas y La novela policiaca.
-
Saltan sin embargo –en este muy buen intento— los “detalles que no encajan”. Por ejemplo –y sólo por poner un par de ejemplos— se dice aquí que Vargas Dulché comenzó a dar a conocer sus historietas en los años setenta. No es verdad: Vargas Dulché es autora de varias fotonovelas que las amas de casa de los sesenta consumían ávidamente ya en la gloria de la repetición. “Rubí”, “Encrucijada” y “María Isabel” ya se habían publicado a finales de los cincuenta. Hay que hacer notar, sin embargo, que los autores de este libro jamás mencionan estos tres títulos. Quizá para ellos “Lágrimas…” comienza con “Rarotonga”, aunque es difícil pensar que desconocer los primeros títulos porque sí hablan de “La Doctora Corazón”, una publicación de Vargas Dulché y Guillermo de la Parra, todas ellas ilustradas por Antonio Gutiérrez.
-
Otro dato que no coincide y que no sé a quien se le pueda atribuir el error (ya que sí es un error grave) es la equivocación que se da al nombrar –al registrar– los nombres de los personajes de “La Familia Burrón”. Se menciona a La Borola y a don Regino, a Macuca y a al Tejocote pero permanece el error al escribir que la tía rica de Borola se llama Griseta en lugar de Cristeta Tacuche, y a Foforito, el hijo de Susano Cantarranas que adoptaron los Burrón, lo nombran “Fosforito”, como si tuviera algo que ver con los cerillos. Me dirán que es sólo una pecata minuta pero no, para el registro de la historieta mexicana de los sesenta y setenta sí son errores que hay que cuidar, en caso de una segunda edición corregida y aumentada.

No hay comentarios.: