sábado, mayo 12, 2007

Introspección LXI.

Escribir sólo escribir.
Hoy te topaste con tu propia miseria reflejada en el agua estancada en algún bache del centro de tu ciudad.
No te dijo mucho, sólo evidencio lo que ya sabías, eres el mismo que hace unos años soñaba con alcanzar la grandeza de alguno de tus escritores de cabecera, pero que hoy es constancia de fracaso de los sueños.
Escribir mientras mueres en una soledad envidiada por muchos, pero de olvidar para ti. La mujer que más te amo, se casó con tu mejor amigo, jamás tuviste tiempo para ella, pero si para esos poemas que olían a fracaso, todos a tu alrededor lo sabían.
Escribir, es lo único que te queda.

miércoles, mayo 09, 2007

Otra más de Montiel.

La quintacolumna (www.laquinacoluma.com.mx 09/05/07)
Mario Alberto Mejía
La Mansión de la Locura o la Casa de Aquiles Serdán en Tiempo de Alejandro Montiel. (Columna entre dos citas, con héroes, gendarmes porfiristas y burócrata con traje nuevo). Aunque el quintacolumnista prometió no volver a escribir sobre el secretario de Cultura, la realidad metió de nuevo en la agenda los desmanes que éste viene cometiendo.Para entrar en materia, un cita necesaria:”...Habiéndose denunciado al gobernador Mucio Martínez que allí había gran existencia de armas, trataron de entrar el jefe de la policía y varios gendarmes el 18 de noviembre, pero fueron recibidos a balazos, quedando muerto el jefe. Luego soldados ocuparon las torres de Sta. Clara, S. Cristóbal, Sto. Domingo y Sta. Teresa y atacaron la casa, a la cual se introdujeron por un edificio situado a su espalda, en la calle de Mesones. Los miembros de la familia Serdán resistieron durante tres horas, hasta el mediodía, cuando se rindieron, habiendo muerto Máximo Serdán, hermano de don Aquiles, y otras seis personas. A las 2 de la mañana mataron a don Aquiles al salir de un subterráneo, después de haber permanecido más de 14 horas en aquel lugar. Una placa en la pared de la casa reza :A LOS HÉROES Y MÁRTIRES DE LA DEMOCRACIA AQUILES Y MÁXIMO SERDÁN Y COMPAÑEROS, 18 DE NOVIEMBRE DE 1910. FRANCISCO MOCTEZUMA. J. RAPOSO. M. GONZÁLEZ E. ZEPEDA.“(Leicht, Hugo. Las Calles de Puebla. Una vez comprendida la dimensión heroica de la vocación política de los Serdán tenemos ya la idónea perspectiva de juicio. En la vida pública existen omisiones imperdonables. Una de ellas es la destrucción del patrimonio histórico de la Nación por la ignorancia, negligencia y falta de sensibilidad social del encargado del despacho cultural del Ejecutivo.La casa que fue de los hermanos Serdán, la que fue declarada Museo Regional de la Revolución, la misma que está ubicada en el 206 de la calle 6 oriente, frente a la iglesia de Santa Clara y en pleno centro histórico de la ciudad de Puebla, está a punto de perderse irremediablemente por la falta de atención oficial. Es increíble el abandono en el que se encuentra ese sitio histórico y cualquier lector podrá comprobarlo e indignarse con sólo pagar los quince pesos del boleto de entrada. De tal magnitud es el deterioro de la Casa de los Serdán que sería mejor que la Federación se hiciera cargo de su custodia, administración y mantenimiento.El INAH o la Secretaría de Gobernación del Gobierno Federal harían mejor papel que el cómico elegante Alejandro Montiel. Las carencias que sufre esa casa, que es uno de los símbolos fundamentales de la Revolución Mexicana, son muchas, pero básicamente de dos naturalezas:Físicas y financieras.Por un lado: Falta mantenimiento a los techos que ya están vencidos, de pintura a los muros y puertas, de revisión de las instalaciones eléctrica e hidráulica.Académicas y museográficas por otro: Ausencia de un curador, de un guión museográfico, de capacitación profesional al personal, de materiales impresos, de artículos promocionales, de un programa académico de promoción de la identidad histórica. Sin embargo, todas estas carencias se pueden resumir en una sola: carecemos de un secretario de cultura que respete el patrimonio cultural de Puebla y que trabaje para preservarlo. Mientras tengamos al eurocéntrico, al francófilo le petit monsieur Montiel que vive (como Madame Bovary) añorando París, el patrimonio cultural de Puebla estará en peligro. El 18 de noviembre de 1910 los Serdán fueron abandonados a la muerte por los poblanos, supuestamente maderistas, que no acudieron al llamado de las armas para combatir al Dictador. Ahora, en el 2007, a tres años del Centenario de la Revolución Mexicana, los Serdán sufren el abandono y desprecio institucional del pusilánime que inexplicablemente sigue cobrando por un trabajo que no hace. Incuria que ahora afrenta al País y a la memoria de una ilustre familia de luchadores sociales cuyo valor y valentía están a años luz de la calidad moral del simulador, del burócrata que cada quincena estrena traje y corbata. Y para terminar, promovamos la lectura con otra cita:“...no tardaron mucho en tirar a culatazos el zaguán de la casa. Al ingresar al patio, algunos soldados dispararon por precaución. El ruido de la fusilería que había estremecido a la ciudad de Puebla durante casi cuatro horas era sustituido por los gritos de algarabía de los vencedores. El panorama era desolador. Los muros, las ventanas, los techos, estaban destruidos casi por completo. La azotea y las calles estaban teñidas de rojo. Los muertos de ambos bandos mostraban la crudeza del combate. Dieciséis personas se habían enfrentado a casi mil soldados..” (Rosas, Alejandro. Carmen y Aquiles Serdán. Planeta – Secretaría de Cultura de Puebla. México, 2004).

domingo, mayo 06, 2007

Introspección LX.

No sabe qué hacer de su vida. Quisiera continuar, pero un miedo la carcome por dentro. La gente le fastidia. Los hombres la aburren. No sirven para amar, pero si para coger. Animales al fin de cuentas.
Ayer saliendo de su rutinaria clase de Mercadotecnia en esa facultad de mierda que ya la tiene harta, decidió aceptar la invitación de ese pelagatos de Juan. El plan es ir al bar-antro de moda, bailar un rato, chelear otro mientras toman valor para luego coger como empedernidos en la casa de cualquiera de los dos. Claro, ninguno de los dos lo dice, pero lo saben. A ella, Edna, no le gusta para nada Juan, pero se siente sola, tiene dos semanas de abstinencia sexual y se siente más abandonada que cualquier caso de una Muerta de Juárez. Juan la desea desde que la vio en uno de los pasillos de la facultad y espera esta noche comprobar lo que casi todos dicen: si quieres saber que se siente coger con una pornostar, Edna es la indicada. Desde luego Juan sabe que ella está lejos de ser una estrella porno, le falta silicón, es una belleza muy mexicana: menudita, pecosa y piel morena con rasgos de haber sido clara, Acapulco o Cancún impregnados en la piel de Edna; cuerpo sino escultural, al menos si moldeado, estético, pero no lo suficiente para llegar a una pasarela internacional, pero con lo necesario para sobresalir de entre la demás variedad femenina que caminan por la facultad.
La vida, sabemos que es curiosa. Edna y Juan se encuentran en el bar de moda compartiendo la misma cerveza, después ella se abrirá de piernas para recibir su mediana verga y fingir que lo está disfrutando y se correrá sólo para que Juan sienta que cumplió en la cama; pero Juan desconoce que exactamente hace dos años Edna en ese mismo bar se encontraba bailando con Roberto, el amor de su vida, quien después de desvirginarla, la dejaría por otra chica. Edna mucho menos sabe que Juan, hace dos meses, estuvo a punto de suicidarse por una mujer que sólo quiso coger con él, por agregar uno más a la cuenta. Cada uno entendió, por su cuenta, que el hombre y mujer son unos animales que como único objetivo tienen coger, a veces mantener la especie, pero en la mayoría de los casos, coger por coger. El amor es el pretexto y los detalles ya de caricias o de presentes, son la inversión que hacen para después poder cobrar factura.
A los dos el amor les ha defraudado, pero el sexo los quema más. Se ha vuelto una droga, consumirla es divertido, sabroso, pero después del viaje, vuelven a una realidad que desean ocultar, saberse solos, víctimas de sí mismos, sabedores de que sus sueños poco a poco se fueron hundiendo en un profundo mar.
Pero sólo son víctimas del destino y van a donde este los lleve. A pesar de que cada estancia signifique ir muriendo. Animales al fin de cuentas. Los hombres sólo quieren coger y las mujeres sólo coleccionar hombres como prendas de vestir.