domingo, julio 22, 2007

De pintores novedosos y bailarinas exóticas.


De Avignon a la 2 Poniente.
Antonio Álvarez Morán
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Conocí a las señoritas de Avignon desde que me empezó a gustar la pintura. Estaban por todos lados. Una de las primeras reproducciones que recuerdo la encontré en una revista para mujeres, de inmediato me cautivó y la incorporé a mi libreta de recortes, era una reseña del Museo de Arte Moderno de Nueva York. También estaban en casi todos los libros de pintura contemporánea que desde mi adolescencia he devorado con los ojos.
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Siempre me fascinó este extraño cuadro, tan alejado de la imagen clásica de belleza y tan cercano a la sexualidad latente en las imágenes de mujeres en poca ropa que circulaban desde entonces. Era sobre todo intrigante la mujer acuclillada, con las piernas abiertas y severa máscara primitiva que, de alguna manera, me recordaba a los ídolos mexicanos con cara de interrogación, ojo de punto suspendido y sexo cancelado que la hacia aún más provocativa. En el cuadro, pese a su evidentemente voluntaria fealdad, existe un afortunado juego de líneas que armoniosamente revolotean y entretienen la mirada como una fantástica montaña rusa visual, donde las curvas se transforman en peligrosos ángulos y no te puedes escapar a las miradas femeninas, ni ellas a la tuya, son tan groseras que te invitan a serlo. Otra cosa notoria de la que me percaté, sobre todo después de conocer el cuadro en persona, es su corporeidad, quiero decir, que al estar pintadas muy semejantes al tamaño natural se ofrecen deliciosamente carnales, de modo que dan ganas de abrazarlas.
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Y así es que comienza la aventura; de Avignon a la 2 Poniente, calle de Puebla donde crecí y vivo actualmente, curiosamente en el número 907 número 7. Sin darme cuenta ya las estaba dibujando en mi cuaderno, luego hice una versión en color donde las puse sacando la lengua, muy a la Rolling Stones, en 1977. Desde entonces también recortaba de periódicos y revistas las reproducciones que me impactaban, llegando incluso a cubrir materialmente con ellas las paredes de mi recámara o pegándolas en mis cuadernos. Entre todo este mar de imágenes mucho aparecía Picasso y fotos de mujeres hermosas enseñando seductoramente su figura, entre otras obras de arte y fotografías diversas. Esta manía iconofílica fue determinando mis preferencias visuales y definiendo mi iconografía personal.
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Texto y pintura son parte del artículo publicado en el número 7 de la Revista Revuelta Julio-Agosto. Págs. 50-51. También se pueden ver en:
http://www.udlap.mx/revuelta/7/articulos/dosPoniente.aspx
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Y con ustedes la famosa Lyn May:



Sin duda algo bizarro, pero coherente, esta foto fue tomada por el que esto escribe hace algunos días en la inauguración de la exposicion de pintura: Farandúla cubista del pintor Antonio Álvarez Morán (profesor de la UDLA-P), las cuales están inspiradas por las Señoritas de Avginon de Pablo Picasso.
Lyn May ha sido pintada en diversas ocasiones por el pintor Álvarez Morán.
Esta exposición la pueden ver en el Museo Casa del Caballero Águila, ubicada sobre la 2 poniente, frente al zócalo de San Pedro Cholula, Puebla.
Debo agregar que las pinturas son muy buenas, podría decir: es uan versión de Picasso a la mexicana. Es algo novedoso.
Para saber más sobre estas pinturas también pueden obtener el número 7 de la revista Revuelta, donde aparecen un serie de artículos interesantes.

2 comentarios:

Matías dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sandra Becerril dijo...

Confieso que no había visto nada de aquellas pinturas hasta que tu escrito me animó a buscar por internet... tienes que invitarme a la próxima vez que vayas!!! (Más bien la próxima vez que yo vaya por allá... si es que cuando vaya, tú vas a donde fuiste, enredado no?)

La presentación, tú dime cuándo y dónde, yo puestísima!!! Me encantará verlos de nuevo y espero que ahora el café se prolongue mucho más...

Abrazos desde el DF