viernes, junio 08, 2007

Para no olvidarnos del "Che" Guevara.

Foto: Archivo personal. Aleida Guevara March conmigo.

Toda esta información fue sacada de la página de internet del Diario El País. (http://www.elpais.com)

ENTREVISTA: ALEIDA GUEVARA / Hija del guerrillero Ernesto Guevara
"El Che no es un icono pegado a la pared"

JAUME BAUZÀ - Barcelona - 08/06/2007

Lleva el apellido del guerrillero más conocido de la historia. De él ha heredado la vocación por la medicina y una fe ciega en la revolución. Aleida Guevara March tiene 46 años y es la primogénita del segundo matrimonio que contrajo su padre, el argentino Ernesto Che Guevara. Aleida milita en el Partido Comunista y vive en Cuba con sus tres hermanos (Camilo, Celia y Ernesto). "Vivimos y trabajamos por Cuba", aclara.

El Che murió el 9 de octubre de 1967, hace casi 40 años, y Aleida ha viajado a Barcelona para participar en los actos organizados por la Casa América de Cataluña para celebrar la efeméride. Médico pediatra de profesión, es una eficaz embajadora del régimen castrista, que defiende con verdadera pasión.

Pregunta. En un relato titulado La piedra, su padre escribió: "Los hijos son una manera de sobrevivir a la muerte". ¿El Che ha sobrevivido en usted?
Respuesta. Cualquier hombre sobrevive a la historia si ha tenido hijos. Lo difícil es llevar a la práctica lo que nos enseñó.
P. Lo pregunto porque usted es una apasionada defensora de la revolución y del régimen socialista cubano.
R. Del Gobierno cubano. No tenemos régimen, porque eso en español significa otra cosa. Tenemos un Gobierno constitucional y elegido por su pueblo?
P.Perdón, ¿ha dicho un Gobierno elegido por su pueblo?
R. En España eso no lo entienden porque tienen muy mala información. Desde 1976 hay elecciones en Cuba en los municipios y provincias, como en todos los países normales.
P. La foto Guerrillero heroico es una de las imágenes más reproducidas de la historia. Hoy el rostro del Che se puede encontrar en casi cualquier lugar del mundo. ¿El mito se ha convertido en negocio?
R. Ustedes viven en una sociedad capitalista. Intentamos controlar ese desorden sobre la explotación indiscriminada de la imagen del Che. Pero es difícil porque cada país tiene sus leyes. De todos modos, intentamos encontrar el lado positivo. Al ver la imagen en todos lados, muchos jóvenes se preguntan: ¿Quién era este hombre? Entonces vale la pena.
P.¿Y esa imagen representa fielmente lo que fue el Che?
R. No, porque ésa es sólo una fotografía comercial. El Che era un hombre muy completo. Cuando salgo de Cuba, muchos jóvenes me hablan de mi padre como una bandera que representa la resistencia, un hombre que ha llegado a mucha gente por sus ideales. No es una imagen vacía, un icono pegado a la pared. Es un ser humano muy completo que ojalá pueda ser imitado por muchos otros seres humanos en el planeta.
P. ¿Y cuál es la imagen que guarda usted de su padre como niña?
R. Yo sólo tenía cuatro años cuando él se fue a Bolivia para no volver. Mi madre amó a mi padre y ese amor lo trasladó a sus hijos. Por eso, aunque yo lo conocí muy poco en persona, me fui empapando de esa imagen toda la vida. También los amigos de mi padre me contaban anécdotas de él y por eso ese hombre siempre estuvo presente en mí.
P.¿Cómo hubiera sido Cuba si su padre no hubiera muerto tan pronto?
R.Nada habría cambiado. Cuando él se fue de Cuba, en 1966, tenía la certeza de que el proceso revolucionario era irreversible. Él forma parte de nuestro pueblo y de nuestra cultura. Está esa presencia continuamente.
P. ¿Y cómo se vive en Cuba ahora?
R. Es un país bloqueado por la potencia militar y económica más fuerte del mundo. Por eso tenemos muchas dificultades para sobrevivir. Pero en América Latina se están produciendo cambios y gracias a algunas alianzas podemos sobrevivir sin depender de Estados Unidos y de la vieja Europa. El continente latinoamericano es autosuficiente. En este momento, alimenta a un tercio de la humanidad. No pretendemos vivir como en España o Alemania. El objetivo es vivir con dignidad y con las cosas básicas. Ahora vivimos mucho mejor que hace cinco años. Los cubanos ya notan la diferencia. Y vivimos con una alegría que ya quisieran los europeos.
P. ¿En Cuba se respetan los derechos humanos?
R. Mucho más que en cualquier otro lugar.
P. Pero hay gente que está en la cárcel por oponerse al Gobierno.
R. No. Están en la cárcel por ser asesinos, por ser delincuentes o por estar al servicio de Estados Unidos para hacer daño a los cubanos. Son gente que ha incumplido la Constitución de nuestro país. Todos ellos han sido condenados por incumplir las leyes cubanas.
P. ¿Justifica que se condene a alguien por discrepar ideológicamente del Gobierno de su país?
R. Si discrepa en su casa sin poner bombas o dañar propiedades del Estado, jamás estará preso en Cuba. Pero si intenta dañar al Estado cubano, es lógico que acabe en la cárcel.
P. El poeta Raúl Rivero fue a la cárcel por sus escritos, no por poner bombas.
R. [Se queda unos segundos en silencio] Rivero integraba una red de periodistas pagados por Estados Unidos, y eso está demostrado. Se comportaron como mercenarios contra su propio pueblo.
P. En 1997, el Gobierno cubano aseguró que había descubierto los restos del Che en una fosa en Bolivia. Pero un libro publicado recientemente por un periodista de Le Monde y una periodista de EL PAÍS cuestiona que éstos sean los restos auténticos.
R. Ese libro responde a los intereses de Estados Unidos. Es una absoluta falsedad. Nosotros tenemos una fe ciega en nuestro Gobierno.
P. El Gobierno cubano sobrevivió a la Unión Soviética. ¿Sobrevivirá a la muerte de Fidel Castro?
R. ¿Y usted cree que la revolución la hace un solo hombre? Hace más de 50 años que resistimos el terrorismo de Estados Unidos, y eso no se consigue gracias a un solo hombre.

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REPORTAJE
Cuando el mito regresaba a casa
La viuda del Che recuerda en un libro la aspereza de la vida íntima con el guerrillero y cómo antepuso sus ideales a la familia
MAURICIO VICENT - La Habana - 13/05/2007

Después de 40 años de silencio autoimpuesto, Aleida March, la viuda de Ernesto Che Guevara, ha escrito un libro de memorias íntimas que revela el lado más desconocido de un mito revolucionario que ha marcado, y sigue marcando todavía, a varias generaciones. Evocación es un acercamiento humano a la figura del Che por la mujer que estuvo a su lado durante ocho años y con quien tuvo cuatro hijos, un testimonio excepcional de la persona que más sabe de las satisfacciones y sinsabores de convivir con un héroe guerrillero para el que la revolución y su propio destino fue siempre lo primero.

"El Che volvía tarde a casa, a las tres o cuatro de la madrugada, a veces a las seis. Dormía sólo cinco o seis horas diarias. ¡Imagínese! ¡Estaba construyendo una nueva sociedad! ¡No podía dedicarse al hogar y a la casa!", dice, sin reproches, Aleida March (Manicaragua, 1936), en vísperas de la presentación del libro, que se realizó ayer en Italia.

La viuda del Che ha puesto a disposición de EL PAÍS capítulos relevantes de la obra antes de su edición en España. Evocación incluye cartas, reflexiones, postales, poemas y otros documentos de Guevara que se publican por primera vez y que forman parte de su correspondencia privada. Al leerlos, se entiende mejor la psicología de un hombre que fue inflexible consigo mismo y antepuso sus sueños políticos a su propia vida, así como los esfuerzos que hizo Aleida junto a él para construir un verdadero hogar.

Cuenta que llevaban sólo 10 días de casados cuando, el 12 de junio de 1959, el Che salió de gira por los países del Pacto de Bandung. Era un viaje largo, de tres meses, y por ello le pidió que la llevara como su secretaria, lo que realmente era en Cuba. "Fue el momento en que comencé a conocerlo con mayor profundidad, cuando me argumentó que además de secretaria era su esposa y que se vería como un privilegio, porque los otros no podían hacerse acompañar de sus compañeras". Aleida no oculta el dolor que sintió en aquel momento: "Antes de despedirnos fuimos a ver a Fidel a su casa y éste también trató de convencerlo de que me llevara, pero no aceptó. Comenzó mi llanto, un llanto que siempre me reprochó".

Éstas y otras anécdotas similares no las escribe Aleida desde el reproche de esposa, sino desde el amor y la relación que tuvo con él como compañera de armas y de revolución, pero aun así son reveladoras.

El nacimiento de la primera hija de ambos, Aleida Guevara March, el 24 de noviembre de 1960, cogió al Che en una "misión" por el campo socialista, durante la cual firmó los primeros convenios comerciales de Cuba con esos países. El Che quería que fuese niño y había elegido hasta el nombre con Aleida. Se llamaría Camilo, en honor de su compañero de lucha y amigo Camilo Cienfuegos. "En tono jocoso y con su ironía habitual, me envió un telegrama en el que decía que si era niña la tirara por el balcón", escribe. Estando en Shanghai supo del nacimiento de la niña y le envió una postal, ahora publicada por primera vez. Le dice: "Tú siempre empeñada en hacerme quedar mal. Bueno, de todas maneras un beso a cada una y recuerda: a lo hecho pecho. Abrazos. Che".

Sin referirse a ello directamente, Aleida desmiente en Evocación que la partida de Cuba de su esposo se debiera a discrepancias con Fidel Castro, como han dicho varios de sus biógrafos.

Se publica la carta que envió a Armando Hart desde Tanzania en 1965, meses antes de comenzar su aventura boliviana. En ella propone la introducción en la isla de un nuevo plan de estudios sobre filosofía, debido a las dificultades que él mismo acababa de pasar para estudiar esta materia. "En Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar; ya el partido lo hizo por ti y tú debes digerir. Como método, es lo más antimarxista, pero, además suelen ser muy malos", dice el Che; su voz es la de alguien comprometido, que no ha tirado la toalla.

Los encuentros clandestinos de la pareja en Tanzania y Praga, poco después de la fracasada experiencia guerrillera del Congo, son momentos duros. En enero de 1966, al llegar a Tanzania disfrazada y después de un viaje con varias escalas, Aleida temblaba: "Llegué muy nerviosa, en un mar de dudas y con una incógnita mayor que la esfinge que había dejado atrás en El Cairo. Sin embargo, ese estado desapareció de inmediato, al darme cuenta de que era él, y que ya estábamos juntos de nuevo". A los cuatro meses, de nuevo luchó por reunirse en Praga con él, pese a las dudas del Che. Antes de encontrarse, Aleida recibió una carta de su esposo: "Dos letras. No es verdad que no quiera verte ni que huyera. (...) Vine para impulsar las cosas y ya se han impulsado algo; no creí bueno que vinieras porque podrían detectarte (checos o enemigos), porque se notaría nuevamente tu ausencia de Cuba, porque cuesta plata y porque me afloja las patas. Si Fidel quiere que vengas, que los pese él (los factores que pueden interesarle) y decida...".

En octubre de 1966, el último encuentro de Guevara con Aleida y sus hijos, en una casa de seguridad en La Habana antes de partir hacia Bolivia, fue especialmente amargo. El Che estaba "transformado ya en el viejo Ramón", calvo y con unas gruesas gafas y aparentaba tener unos 60 años. Quería despedirse de sus hijos. "Cuando llegaron los niños, les presenté a un uruguayo muy amigo de su papa que quería conocerlos. (...) Tanto para el Che como para mí fue un momento muy difícil, en particular para él en extremo doloroso, porque estar tan cerca de ellos y no podérselo decir, ni tratarlos como deseaba, lo ponía ante una de las pruebas más duras por las que había tenido que pasar".

De esa casa Guevara salió hacia el aeropuerto. Ella no lo vio nunca más, pero poco después de su partida recibió un poema que dejó escrito para ella: "Adiós, mi única, no tiembles ante el hambre de los lobos / ni en el frío estepario de la ausencia / del lado del corazón te llevo / y juntos seguiremos hasta que la ruta se esfume". Cuarenta años después de la muerte del Che en Bolivia y alentada por sus hijos, Aleida se ha decidido a contar secretos guardados celosamente; no son políticos ni pretenden cambiar la biografía del Che, pero descubren al mito en su intimidad.

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REPORTAJE
De símbolo revolucionario a icono capitalista
El Centro Internacional de Fotografía de Nueva York analiza el tránsito de la revolución al marketing de una de las imágenes más reproducidas del siglo XX
ELPAIS.es / EFE - Madrid / Nueva York - 09/12/2005

La archifamosa estampa del Che con boina y mirada perdida protagoniza una exposición que se inauguró ayer en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York y que recoge su trayectoria de símbolo revolucionario a imagen comercial mas reproducida del mundo. La muestra analiza el proceso por el cual la imagen, realizada en 1960 por el cubano Alberto Korda, que la tituló Guerrillero heroico, empezó siendo el símbolo de las luchas sociales en los cinco continentes para acabar convertida en imagen de marca de una amplia variedad de productos.

Bajo el titulo de ¡Che! Revolución y comercio, la muestra incluye fotos, afiches, carteles, pinturas, películas y artículos publicitarios inspirados en la instantánea, cuya interpretación es de lo más diversa. La foto, considerada por la crítica como una de las cien mejores de la historia, ha sido utilizada de forma irónica, como parodia y caricatura, así como símbolo de la lucha marxista, y para representar causas actuales, como la condonación de la deuda externa del tercer mundo y el combate contra el imperialismo. El Ernesto Che Guevara inmortalizado por Korda en La Habana también se ha transformado en imagen de la identidad latinoamericana y en bandera de distintos colectivos, desde los homosexuales y a los pueblos indígenas, en la lucha por sus derechos.

Su atractivo es una combinación de varios factores, tanto formales y estéticos como conceptuales e ideológicos, según ha comentado a Efe la comisaria de la exhibición, Trisha Ziff, una británica que reside en Ciudad de México. Ernesto Guevara "era un hombre muy carismático y atractivo, y eso la hace de por sí una imagen muy estética. A eso se suma el hombre en sí mismo, su ideología, lo que representó, su época y el momento y circunstancias en que murió", explica. "Korda supo ver la belleza del Che, ya que esa era su especialidad. Fue fotógrafo de moda antes de convertirse en el fotógrafo personal de Fidel Castro", añade la experta.

La verdad en tiempos de apropiación
Otros factores son el encuadre, ya que el Che es mitificado por el hecho de ser fotografiado desde abajo, lo que encaja en el lenguaje visual del realismo social, y su mirada enigmática, que evoca a la de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci. La ironía es cómo la imagen de un revolucionario de izquierda, del comunismo, ha llegado a utilizarse indiscriminadamente en el sistema capitalista, y cómo se ha insertado en la imaginería popular de una sociedad ferozmente consumista como la estadounidense. Eso se explica, en parte, por el movimiento pop de los 60, que democratizó el uso de la imagen, desmitificándola y haciéndola accesible a las masas.

"Vivimos en tiempos de apropiación, independientemente de las ideologías. Los jóvenes ven la revolución y la izquierda de una forma romántica y sentimental", afirma Ziff. Según la comisaria, la transición de la foto de imagen única a cliché gráfico es "un cuento complejo, de historias en conflicto". "La imagen era prácticamente desconocida hasta que fue reproducida en Italia en el momento de la muerte del Che, y de allí pasó a convertirse en el símbolo mundial de las protestas estudiantiles de 1968", relata. A partir de entonces, su empleo ha variado de país en país y de cultura en cultura.

"En Estados Unidos, mucha gente se pone camisetas del Che y sin embargo muchos no saben quién es. El nivel de ignorancia en EE UU es extremadamente alto. Sin embargo, en América Latina, Oriente Próximo y Asia, el Che sigue siendo un símbolo político de uso legítimo en la lucha contra la tiranía y la opresión", apunta. La exhibición presenta estos diferentes "usos geográficos o ideológicos" de la imagen de Korda a través de fotografías, como los murales en el Estado de Chiapas (México), y objetos de consumo, como la portada del disco de Madonna American Life. En algunas ocasiones el Che es elevado al plano espiritual, equiparándolo con Jesús, mientras que en otras se juega con la ironía y el humor, al transmutarlo en un personaje de dibujos animados -como Homer Simpson, de Los Simpson- o dejar que se asome entre los pechos de una monja.

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RICARDO CANTALAPIEDRA
Che, Madrid
RICARDO CANTALAPIEDRA 09/10/2005

Hoy hace 38 años que el Che Guevara subió a los cielos. El 9 de octubre de 1967 fue fusilado por el ejército boliviano, que lo había capturado el día anterior. Con la velocidad del rayo, su imagen y su transparencia dieron la vuelta al mundo. El mito se extendió como la pólvora. Unos meses después, el Che ya era uno de los iconos universales del siglo XX. El doctor y revolucionario argentino Ernesto Guevara sigue siendo una "querida presencia" para mucha gente en este planeta. Es difícil no encontrarse con su efigie por la calle: camisetas, fotografías, carteles, pintadas en las paredes, insignias, pins, tatuajes. Otros no sienten por él tanta simpatía pero tragan su imagen con desdén, por costumbre. El guerrillero conoció Madrid. Estuvo aquí algo menos de un día.

Fue el 14 de junio de 1959, seis meses después del derrocamiento de Batista. Guevara, al frente de la delegación oficial cubana, iba a una conferencia en Egipto de países no alineados. No tuvieron más remedio que hacer escala en la capital. El fotógrafo César Lucas estuvo casi todo ese tiempo con él. Registró más de 20 fotos del Che por Madrid. Todavía no era muy conocido popularmente. Alguna gente, al verle, decía que era Fidel Castro. Sí le reconoció una camarera de la cafetería California, que le pidió permiso para retratarse con él en el establecimiento. Lucas hizo instantáneas del héroe cubano en Moncloa, en la Facultad de Medicina, en el Palacio de Oriente, en Galerías Preciados. El líder guerrillero mostró mucho interés por conocer un coso taurino. Todo fue sencillo porque el dueño de la plaza de Vistalegre era el comunista Domingo Dominguín. Por la noche le llevaron a una sesión flamenca en el Corral de la Morería, donde por aquella época eran agasajados visitantes ilustres, como John F. Kennedy, Hemingway o Picasso.

Pocos días después del fusilamiento de su compatriota, Julio Cortázar escribió este poema: "Yo tuve un hermano / que iba por los montes / mientras yo dormía. / Lo quise a mi modo... / caminé de a ratos / cerca de su sombra". Una boina, una estrella, la barba, el puro, la mirada al horizonte. Hasta siempre, comandante.

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