martes, abril 03, 2007

Introspección XLVI.

Dormir hasta que el cansancio de buscarte en una cama en la que nunca has estado me robe las energías. Dar de vueltas, de la derecha a la izquierda y de regreso, intentando rozar alguna parte de tu cuerpo o toparme con él, para que me hagas pedirte perdón por haberte empujado o robado un pedazo de cobija, para luego darme cuenta que el maligno sol busca con sus rayos mi cara, para regresarme a una realidad que no quiero ver, ni quiero pertenecerle y menos que me pertenezca.
Casi siempre así son mis días sin Universidad y sin amigos con quien encontrarme o visitar. Tengo tiempo de sobra para acordarme de ti, de lo que éramos en un más allá que jamás será aquí o allí. Porque aunque leo en esos días de densa calma para que otro ser ficticio se adueñe tantito de mi, siempre que el personaje o los personajes viven un evento amoroso ya para bien o para mal, acabo regresando a ti.
No se puede tener paz en un mundo donde la soledad es castigo y no prioridad.

o-o-o-o


Me gusta este experimento, ir mezclando parte de mi vida con cosas que no han sucedido. De algo tiene que servir la soledad

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