sábado, marzo 03, 2007

Introspección XXXII.

A Pedro Ángel Palou e Ignacio Padilla con mi cariño y admiración de siempre.

¡Qué autómata me he vuelto! Hoy vi a la luna enorme, grande, luna de octubre dijo mi madre y yo sólo opté por asentir. No me causo ninguna impresión. La luna sale porque así lo indica la naturaleza por la que caminamos. Alguien más romántico y poeta, ya hubiera hecho algo al respecto, yo sólo cambie mi vista para otro lado, buscando algo, no sé qué, quizá la escritura literaria que nunca tuve, aunque así lo haya creído; tal vez la poesía que según dicen que escribo, a pesar de que me estén mintiendo.
No basta desear, querer y estar convencido con el hecho de ser escritor, se necesita no sólo disciplina, también talento, claro se debe tener algo que decir y buscar el cómo, ya es proceso de la escritura misma. Pero a pesar de que muchos digan que no, estoy convencido que se necesita TALENTO. Así, con mayúsculas. Pero no me refiero al talento, ese romántico, donde baja la musa inspiradora y te hace cosas inimaginables en pro de la escritura, no. Me refiero a un talento producto de la experiencia de vida y de las lecturas. Pero si ese talento, se tiene sólo a medias y el escribano no pasa de ser eso, debido que sus textos no tienen plasmado el sentimiento deseado y este no se defiende por si solo, o sea que necesite la explicación del escriba, entonces debe botar sus escritos, dejar de perder el tiempo y buscar algo en lo que sí sea bueno y de provecho.
Y esto que escribo no sé si sean mis palabras o sean cosas ya dichos por otros, seguramente es lo segundo. En fin, el chiste es que debo hacer caso y entender que lo mió, no es la escritura.
Estoy seguro que Pedro Ángel Palou tiene razón cuando me dice: este joven es un gran poeta, pero le falta para ser escritor. Y lo comparto, tengo todo lo que se necesita para ser un poeta, un digno alumno de Sabina o el propio Cirlot, amo a una mujer fantasma, las que he intentado amar me han tratado como vil trapo, la que me amó en verdad, la acabé mandando lejos y ahora padezco de soledad, cuota que tengo que pagar por hacer negocios con mujeres inconvenientes, y el único vicio que tengo: la coca-cola, me está matando lentamente. Pero me falta para escribir una poesía digna de ser leída y publicada, lo demás son meros intentos, versos menores que aspiran a ser algo cercano a la poesía.
Me dan ganas de desaparecerme. De extrañar y que la gente me extrañe. Quizá deba pedir alojo en un lugar donde habiten locos, mis padres podrían encontrar explicación a tantos corajes, la sociedad se libraría de verme y soportarme. Todos saldrían ganando.
Puede que en un psiquiátrico encuentre lo que me falta para ser escritor. Aunque quizá muera en el intento y mi único poema digno de ser recordado sea la forma tan extraña que he tenido de vivir.

2 comentarios:

Clarice Baricco dijo...

Marzo 2 y 3 te leo un poquitín deprimido, creo que fue esa luna llena tan hermosa que salió a verte, que te (nos) puso susceptible. (s).
Adelante muchachito precioso, sigue adelante.
Escribe y punto. Deja que tus letras corran. Poco a poco encontrarán el destino deseado.
Ánimo.

Te abrazo...

Karina Falcón dijo...

Tres del tres del siete. Sí, la luna suele hacernos esto: querer saberla no volitiva y fugaz. Somos intentos, eso somos. "Intentos somos y en el camino andamos". Lo que no es nuestro lo poseemos, nos mentimos al respecto e incluso llegamos a obcecarnos con la idea, de esto va la vida. De esto y de la soledad. Saludos