viernes, marzo 02, 2007

Introspección XXXI.

Sucede que hoy me pare con ganas de nada. Hoy alguien me dijo: te extraño.
Me pregunto: ¿cómo puede extrañar a alguien que por las noches se la pasa preguntándose por qué chingada madre sigue vivo, o que pienso que todo mundo es doble cara conmigo y que lloro de repente por monstruos que me pinto y problemas que también invento, y que después de hacer estas preguntas acabo definiendo que lo mejor que podrían hacer es meterme a un hospital psiquiátrico o dejarme vagando en calle?
Y ¿cómo puede querer a un ser que al amanecer simplemente se para pretendiendo que lo pensado por la noche no fue real, que no pasa nada y pongo cara de idiota y continuo con mi vida y aquel, aquella, aquellos y aquellas que por la noche los y las sentí mis enemigos y enemigas, ó, unos y unas hipócritas conmigo, amo y señor de mis pesadillas, esté feliz, disfrutando de una coca-cola un compartiendo una simple banca al lado de mis amigos, gente que estoy seguro me quiere y se preocupa por mi?
Creo necesito un psiquiatra. Quizá necesito me encierren alejado de toda convivencia humana. Un respiro me sugieren de todo lo que hago y me rodea. No puedo, el tiempo me apremia. En casa de fracasado y huevón inútil no paso. Dicen que necesito trabajar ya, cobrar por organizar los encuentros y eventos que hago. Pero sucede que no creo en ello, al menos en este momento. Tiempo al tiempo, supongo.

No hay comentarios.: