miércoles, mayo 10, 2006

Recapitulaciones del teclado.

Estoy sentado frente al monitor con tiempo de sobra y harto de estar harto. Afuera todo es igual. La facultad se vuelve cada vez en un monstruo de mil cabezas que busca sembrar en cada estudiante de la carrera de letras un aletargamiento insoportable. Espera que la rutina o la costumbre tragué a cada uno de nosotros es la solución.
Escribir en el blog se ha vuelto el único divertimento y a veces la mejor manera para coincidir con amigos de años atrás y con amigos actuales. Llego a creer que esta es la única forma de interactuar con los seres queridos.
He estado trabajando con más profundidad en el poemario o en parte de el, para poder presentarlo como proyecto y pedir una beca, jugar a la lotería literaria. Cirlot el poeta del recuerdo que creo todo un ciclo de poemas inspirados en una actriz de una película que vio y cuyo nombre en ella era Bronwyn, dicho libro lo he conocido gracias a la intervención de unos los escritores perteneciente al a generación del Crack. A lo largo de casi un mes, he intentando comprarlo por internet vía una librería española, pero no he podido, primero: fue que el libro no lo tenían ahí y estaban esperando el envió de la librería, y para colmos, ya cuando tenían el libro no aceptaron la tarjeta y ahora tengo que ver otra vías para poder comprarlo. Un libro que se resiste a ser comprado.
Leo en el blog de uno de los mejores cronistas y periodistas de Puebla, Mario Martell, una frase que citó de Antonio Porchia: el escritor es el ser más solitario de los hombres. Uno la lee y no puede más que sentir un frío inmenso en el pecho. Tanta verdad en tan pocas palabras. Por eso escribe lo que son y nos creemos escritores, para inventar mundos alternos donde no estemos solos, donde podamos amar o sentir que nos aman; es el autismo del humano, el escribir y el leer, ambos personajes de este mundo se encuentran buscando o huyendo de algo. Es el único divertimento del que gozan ambas partes.
En este lapso me encuentro leyendo Lolita de Nabokov, sin duda un gran novela, con una prosa excelente. Apenas llevo una cuarta parte y espero nunca acabarla. También me acompañan los poemas del indecente Bukowsky que sin duda me sigue sorprendiendo, espantando, asqueando y arrancado una risa. Pronto espero llegar a su prosa.
Pero no me queda más que seguir  sentado frente al monitor con tiempo de sobra y harto de estar harto. Porque afuera todo es igual. La facultad es cada un monstruo de mil cabezas que busca sembrar en cada estudiante un aletargamiento insoportable. Esperar que la rutina o la costumbre me tragué es la solución.

domingo, mayo 07, 2006

Y heme aquí.

Y heme aquí: esperanzado,
                       trastocado,
                      solitario,
                      recordando,  
                      esperando,
                      sopesando,
                      muriendo.