viernes, septiembre 08, 2006

Introspección VII

Bueno la incertidumbre se acabo. Lejos quedaron los puntos suspensivos. Calderón será presidente de México, lastima. Ojalá y no sean otros seis años de gobierno ficticio como en el sexenio que está por terminar.
También mi particular espera se ha terminado. El dictamen se dio y mi nombre no aparece entre los seleccionados para pertenecer a la generación 2006-2007 de la Fundación de las Letras Mexicanas. Seguramente no compré el cachito correcto con el cual podría obtener el premio. Hay unos que están hechos para ganar premios, otros no.
Yo sólo se leer y supongo escribir, eso intento.
Las letras por si solas deben defenderse, probablemente mis textos no fueron suficientes para obtener una beca peleada por muchos o quizá no supe explicar mi proyecto, cualquiera que sea el caso, indica dos cosas: me falta para destacar o no sé expresar en escrito por qué escribo y/o para qué quiero escribir, todo lo anterior, señala una laguna, un vacío. Habrá que mejorar.
Será para la otra, si es que lo vuelvo a intentar. Por lo pronto hay una carrera que debo terminar y dedicarle el debido y correcto tiempo.
Y sí, el Silvio sigue cantando en mis oídos ese maldito pinche trozo de canción: soltar todo y largarse, (…). Con amores fugaces e inolvidables, con parasiempres grávidos como espuma. (…). …y soñando que un día serás poeta.
Siempre soñando. Siempre atesorando. Siempre llenando mi cuarto, mi vida, las fotos y demás de un invariable e interminable número de quizás. Anhelos de lo que pudo ser. Deseos por cumplir hartos de ser seguidos por una orgía inacabable de la palabra pero.
Y sin embargo, aquí estoy muriéndome día con día. Ya rato tiene que un doctor me dijo: bájale tu consumo de coca-cola. No lo he hecho, ni lo haré. Probablemente sea lo único coherente y/o poético que tengo en vida. Mi forma de ser, tal vez ésta sea la verdadera poesía, la gran novela. Y lo que acostumbro escribir sin estructura, violando las reglas de la redacción, sólo sean palabras y más palabras aventadas al ahí se va por unas manos desesperantes, flacas, tristes, jodidas, más hueso que carne que sólo intentan expresar aquello que mi boca no sabe, no quiere o no puede decir. Las entrañas no son literatura para leerse o ser publicada, son simples sentimientos emanados de un idiota que necesita un psicólogo quizá un psiquiatra o por qué no: un doctor corazón.
Y sí, no tengo nada que ocultar. El resultado de la beca me afecto ¿a quién no le afectaría? Empero, me hizo enfrentarme. Se necesita cabeza fría y es hora de tomar algunas decisiones. La primera es sacar cuanto antes la carrera, ya estoy harto del maldito Collhi retrograda de mierda. Me purga de sobremanera la Lingüística, me molesta, no la tolero y cada día me ahogo en ese colegio, por ende debo concentrarme en el estudio y seguramente acabando septiembre deje de realizar mi columna para el Diario Cambio, quizá aguante a cumplir mi segundo año y así cerrar el ciclo. Estoy seguro que no pasará nada si la dejo de escribir, a nadie le afecta más que a mí. Pocos la extrañaran, esos pocos son amigos y familiares. No faltará quien venga a reclamarme, reprocharme o acusarme de no hacer nada con seriedad o disciplina, o de que esto es pinche capricho de mierda. Que recen y digan misa. ¡Me vale!
Seguramente sólo la extrañaran mis amigos, mentores y admirados escritores del Crack y otros más también escritores y/o poetas, verdaderos escritores. No aprendices como yo.
Apuesto que festejarán toda esa comitiva de “grandes escritores de Puebla” porque ya dejará de escribir el más ignorante de los seres quien nunca debió atreverse a publicar una columna. Habrá algunas voces que me dirán: “te lo dije y te lo advertí tenías que haber movido palancas”. Simplemente no creo eso como el camino más viable para lograr aquello que para mí simplemente es sagrado. Respecto el arte de leer y de escribir. Estoy convencido de que las palancas, si se usan, son para otras cosas más cotidianas, rutinarias y aburridas.
En fin, este blog seguirá siendo el espacio para quejarme del mundo y mostrar mis entrañas, hasta que exista un valiente que las fría o la coca-cola firme mi acta de defunción.

3 comentarios:

alejandra dijo...

esta bien! yo por mi parte te felicito! me caga la gente que se basa en palancas para SER. Creo que el amor a la poesía es más que un apinche planca o un libor publicado. Vive y toma coca! Se feliz, Ama, Rie, Llora, Escribe que pocos lo pueden hacer.

Y por cierto, nos vemos pronto que no? y ya hablaremos de todo esto... =D

Clarice Baricco dijo...

El hecho de que no te hayan dado la beca no significa que no tengas talento.

No dejes de escribir. No te desanimes.
Es necesario seguir.

Yo me nombro lectora. De tí y de los que valen la pena.

Un abrazo...

Anónimo dijo...

A mí también me rechazaron, colega. Pero no te preocupes, un conocido aplicó cinco veces y ahora sì se la dieron.
Ánimo!
Sigue escribiendo...

Yo también desdeño la prostitución del arte...