Tal vez nada se pierde.
¿Qué se puede perder cuándo no se tiene nada?,
sólo kilómetros, historias por concluir, momentos
que siempre quedarán pendientes y besos que
jamás se darán.
Eso se puede perder.
Y en este espacio silencioso se puede convertir.
Para que los recuerdos vaguen y remarquen
las cenizas de un fuego que tal vez jamás debió prenderse,
pero que inevitable era huir de todo hecho.
Tal vez ese era nuestro destino.
Silencios y nada más.
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