Hace dos navidades un escritor me sorprendía con su gran novela. Un diablo que tenía dentro pero sin salir se vio reflejado un Guardián se descaro y en la obra camino. Hace dos navidades mi mundo estaba rodeado de Violetta´s y un cómplice que sólo por fotos y entrevistas llegue a conocer más que a mi propia sombra. Hace un par de meses en este 2005 el cómplice lejano compartía conmigo una Coca-cola en la Casa del Escritor. Vino a recoger una Cédula Real de Puebla y de paso a dar una platica con alumnos de Collhi-Buap. El culpable de que tan demonio pisará tierras angelicales: él que esto escribe.
Ahora mi vida se lleno del contacto con un cómplice, pero las Violetta´s desaparecieron como el agua.
Lo años cambian a uno. La vida me depara cosas inciertas. Es navidad de un año del cual nunca dejaré de recordar. Esperanzado estoy en que este 2006 venga lleno de más satisfacciones.
Un abrazo a todos.
¡Feliz navidad y año nuevo!
Espacio del Poeta superfugado, hijo de Hugh Grant y sobrino flaco de Federer.
sábado, diciembre 24, 2005
lunes, diciembre 19, 2005
Sin Coca-cola
El teléfono no suena, el celular menos. El e-mail sin mensaje, mi buzón sin carta alguna y mi soledad que aumenta. Síntomas de esta estancia en la noche, la ingrata noche y la maldita luna. No hacen otra cosa que no sea evocar tu recuerdo.
Hace tantos alaridos que no te escucho y tantos silencios me inundan en la cama. Tengo que aceptarlo: dependo de ti. Eres mi droga y aunque cualquier lugar te encuentro en cualquier calle, a la vuelta de la esquina de mi casa en la tiendita de costumbre. No puedo tenerte entre mis manos, saborearte y saciarme del elixir de tu cuerpo.
Así son los días que no tengo una Coca-cola en mi cuarto por falta de dinero.
Hace tantos alaridos que no te escucho y tantos silencios me inundan en la cama. Tengo que aceptarlo: dependo de ti. Eres mi droga y aunque cualquier lugar te encuentro en cualquier calle, a la vuelta de la esquina de mi casa en la tiendita de costumbre. No puedo tenerte entre mis manos, saborearte y saciarme del elixir de tu cuerpo.
Así son los días que no tengo una Coca-cola en mi cuarto por falta de dinero.
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