jueves, octubre 20, 2005

Sobre dos escritores.

Rescato unos fragmentos de algunos de mis columnas: Inventario Juvenil, donde hablo de dos escritores que realmente aprecio y admiro.

Xavier Velasco y Pedro Ángel Palou García, engalanaron las letras en Puebla.

Ambos presentes en el 3er Encuentro de Estudiantes de Lingüística y Literatura, realizado los días 15, 16 y 17 de agosto del año que se nos acabará pronto. Quienes crearon polémica. El primero estuvo el lunes 15 de agosto, y de quien todos esperaban que hiciera un acto memorable en la Sala de Cabildos al recibir su Cédula Real de Puebla, esperaban un show, querían que los Regidores, sobre todo los panistas, hicieran gestos de arrepentimiento, querían que los priistas se espantaran, pero también rieran. Sin embargo, se comporto serio, dijo uno que otro chascarrillo, pero nada fuera de lo normal. Luego como todos supieron, se presentó en el Salón Barroco del Edificio Carolino de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, donde se acostó en la mesa, brincó desde lo alto del presidium para dar a las duelas tan delicadas del Barroco, ahí bailó, gritó y cantó su memorable rap del Diablo Guardián. Al acabar su show, un anciano del Collhi disfrazado de estudiante, vociferó: ¡Yo no estoy de acuerdo con que usted azote su mano en la mesa, brinque sobre la duela de este salón de épocas antiguas, un salón patrimonio de la humanidad! Poquito más y le pide a Velasco que se hinque y pida perdón por cometer tal fechoría. A lo que Velasco respondió: Respeto tu idea, pero no la comparto. Entonces el público se murió en aplausos al autor del Materialismo Histérico (Alfaguara, 2004). Un escritor que comentó que la literatura se debe vivir y no estudiar, que pidió no canonizar a los escritores, perderles miedo y faltarles el respeto, que el prefería firmar un libro maltratado a uno que estuviera bien cuidado, porque el primero era indicio de que el lector se emocionó con el libro. En fin, sin duda Xavier Velasco, vino a contagiarnos de irreverencia, picardía y atrevimiento. Tanto fue el contagio que Juan José Oroza, Director de Modalidades Alternativas de Educación, contestó al final, que era un agrado tener a Xavier Velasco en este 3er Encuentro de Estudiantes y que era bueno que esta Universidad cuente con mesas resistentes, y lo volvió a invitar a participar el siguiente año.
El miércoles 17 de agosto, fue el turno del amigo Pedro Ángel Palou García, actual Rector de la UDLA-P y el mejor escritor que tenemos en Puebla. Quien también se encargó de crear polémica. Fue una charla rica, pues la figura de ex-alumno del Collhi, se encargó de hablar, dejando al lado la figura de Rector de la UDLA-P, pero sobre todo habló el escritor que tanto nos ha dado con su narrativa. El villaurrutia poblano dijo al público cosas como estas: el escritor es un ser humano solitario y reflexivo, que escribe no para hacer más inteligible el mundo, sino para ahondar en la perplejidad que significa estar vivos en el mundo. Al referirse al nuevo concepto de ir a clases, de estudiar y de la autoridad, comentó: Si algo ha hecho la red internacional, la Internet, ha sido cambiar el concepto de autoridad y democratizar el saber. Hoy en día el libro es un objeto para unos cuantos y la computadora es un objeto universal, que si bien no todos la tienen en casa, todos la consultan. Asimismo, nos aseguró que para ser un escritor literario, uno debe aprender tres cosas: la primera es la desilusión; “la literatura es como el Monje Zen que te pega en el hombro y te dice no te ilusiones”. La segunda es la honestidad; “el aprendizaje de la honestidad en la literatura viene parejo a la pérdida de la identidad. El que lee de verdad sabe que ha perdido su identidad”. El tercer aprendizaje es descubrir la mirada despiadada; “despiadada con uno mismo, no con el otro. El verdadero humor en literatura no se burla del otro, se burla con el otro”. De este último aprendizaje Palou nos pidió a los jóvenes tener mucho cuidado porque “actualmente el mercado lo que precisamente produce son escritores que se ven a sí mismos con mucha piedad y entonces cada vez más ven a los otros, sólo a los otros, despiadadamente”. También comentó que la literatura se estudia y se debe hacer con seriedad, ya que es un ejercicio profesional que requiere de todo el tiempo: el escritor ha aprendido un oficio con el que piensa, come, desayuna, y convive todo el día; ve la realidad a partir de los ojos de ese oficio, lleva todo el tiempo un gran peso sobre la espalda que es el peso de la desilusión, de la honestidad, el de la mirada sin piedad, y el peso de la pérdida de la identidad. Desde luego que la visión del autor de la novela Quién dice sombra de reciente aparición y publicada por Joaquín Mortiz de Editorial Planeta, contradice por mucho a la comentada y compartida por el autor de Luna llena en las rocas (Cal y Arena, 2000). Estás visiones diversas dan a los jóvenes recién ingresados al Collhi y en general  a todo estudiante de literatura, un enorme abanico de ideas, para poder elegir el rumbo que deben y quieran seguir. Ambas formulas han funcionado. Una es más trabajada y otra más improvisada. Pero sobre todo los dos han tenido el atino de compartir sus ideas, de buscar que otros las conozcan y decidan cual tomar. No como aquellos que aparecen retratados en la reciente obra de Pedro Ángel Palou García y que en cuanto se lean y se vean retratados no tardarán en ladrar, pues ya tienen amplia experiencia. El representante del Mtro. Enrique Agüera Ibáñez, Rector de la BUAP en la conferencia que dicto el autor de Música de Adiós, fue Luis Enrique Sánchez Fernández, Coordinador de la Unidad de Gestión Institucional, un gran atino también, pues claramente se notó la amistad existente entre el orgullo literario de Puebla y Don Enrique Sánchez.

¿Pedro Ángel Palou García vs. Xavier Velasco?

Era más o menos el titulo que dictaba uno de los blogs (páginas personales) de la amiga Maribel (www.fulguris.org/27minutos), constante estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero yo no los enfrentaría de tal forma. Son polos opuestos en cuanto a personalidad y literatura como lo dije en columnas atrás, pero no creo a ese extremo.
Efectivamente Xavier Velasco es un showman, vive como escribe o viceversa, es irreverente en todos los sentidos, no sigue los paradigmas de la sociedad, pero su literatura ha aportado de una u otra forma, entre ellas como bien lo señalo Maribel: la literatura es: divertida, alegre, desaforada, donde puedas hacer lo que quieras y tener todas las libertades, no atarte a los modelos de los “sumos sacerdotes” que limitan tus capacidades. Pero el trasfondo de la personalidad de Velasco es otro o al menos así lo he interpretado. El creador de Pig y Violetta, ha basado su forma de ser por dos cuestiones: quiere llegar al lector joven y quiere hacer que este lea, lógicamente con la experiencia que le dio el ámbito de la publicidad, ha encontrado la forma de llegar a este, y es precisamente la postura de actor salido de televisión, la que ha provocado que el joven lea a Velasco o al menos que se acerque a la literatura, gracias a Velasco y por querer entender a la generación del Crack, me acerque al imprescindible Faulkner. El escritor de Luna llena en las rocas, de próxima re-edición, quiere quitar la idea de que los grandes escritores son sumos sacerdotes, para que el joven lector pierda miedo y los lea, su comportamiento obedece al mensaje: tu puedes ser un personaje de la literatura, así de irreverente, cuando te acercas y lees un libro.
Ahora bien, el magnánimo Palou García, tiene una visión de mayor disciplina y entrega, este joven escritor, por mucho el único decente e imprescindible de esta ciudad en cuanto a narrativa se refiere, junto con el desaparecido Alejandro Meneses, es de los escritores que al momento de escribir se convierte en los personajes, se deja llevar por ellos hasta donde estos quieran, es capaz de ejercer perfectamente el desdoblamiento lo que origina un perfecto texto literario, donde uno precisamente puede sentir las emociones que va viviendo el personaje, donde uno se siente Andrés y tiene ganas de conocer a Mónica, ambos personajes de su novela erótica Qliphoth, todo esa habilidad anudada a su gran respaldo en cuanto a estudios literarios y sociológicos, siempre culminan en un gran libro. Palou García, busca acercar al joven lector y al lector en general a la literatura más seria, más solemne, pero no por ello menos divertida. Ambos son géneros distintos, corrientes tal vez diferentes, pero llevan un fin, crear lectores a su manera y eso es lo que debemos tomar en cuenta. Son dos escritores que deben verse con otro tipo de óptica.
Sin duda la nueva literatura mexicana ha trascendido gracias a esta nueva generación de escritores: Volpi, Padilla, Eloy Urroz, Herrasti, y Palou García, todos ellos de la generación del Crack, así como Cristina Rivera Garza y Xavier Velasco, en Puebla aparte del autor de Quién dice sombra, los jóvenes Alí Calderón, Lorena Ventura, Gina Morales, Conrado Zepeda, por nombrar algunos, han sacado la cara por Puebla.    

Fragmentos de dos novelas.

Despertar con la conciencia de otro cuerpo junto al nuestro es quizá la experiencia más tranquilizadora para el ser humano”. Andrés se detiene sobre lo que ha puesto en la página y lo relee varias veces, intentando exprimirles a las palabras el recuerdo de lo que quisieron decir y no pudieron. Esa mañana fue mucho más maravillosa de lo que ha podido expresar. Por más que ha intentado no puede dejar de ser falso. No quiere decir mentiras, no quiere escribir nada que no ha pasado, pero al escribirlo de otro modo lo trastoca y lo vuelve mentira;  esa mañana al despertar y rozar por casualidad la suave piel de Mónica, él se sintió el hombre más feliz de la tierra y no puede ponerlo porque le parece cursi. Y es cierto, pero cruel. Fragmento del capitulo tres de la novela Qliphoth (Sudamericana, 2003), del dueño de esta frase: La literatura está creada para hacer con ella las preguntas más fundamentales de la vida, lógicamente el actual Rector de la UDLA-P.
El Señor esté con vosotros... El sepelio es el fin de la primera persona. Una ocasión pomposa donde unos cuantos ellos despiden a otro yo de su nosotros, a la vez que lo envían a otro ellos, más hondo e insondable. Ellos: los que no están, ni van a estar. Los que, si un día estuvieran, nos harían correr despavoridos. ¿O no es así, despavoridos, como dicen que corren los que huyen de los muertos? Lo más fácil, e incluso lo más lógico, sería que enterrásemos a nuestros difuntos en el jardín de la que fue su casa. Pero entonces ya nadie se sentiría en su casa, ni en su mundo, sino sólo en el de ellos: los temibles difuntos, a quienes conducimos al panteón para poner entre ellos y nosotros no sólo tierra, sino de preferencia un mundo de por medio. Por más que añoremos a nuestros muertos, no queremos estar ni un instante en su mundo. Ni respirar su aire, ni mirar su paisaje. Fragmento del capitulo 1. ¿Quién de ellos no era yo?, de la novela Diablo Guardián (Alfaguara, 2003), del irreverente Xavier Velasco.

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